Lapida

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Lápida en Basílica de Santa Ursula en Colonia, Alemania
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martes, 18 de septiembre de 2012

Obras de arte varias sobre Santa Ursula


Maestro Segoviano de las Once Mil Vírgenes.
Maestro de las Once mil Vírgenes (activo a finales del siglo xv):

Santa Úrsula y las once mil vírgenes (detalle)
Tabla, 112 x 79 cm
Núm. de inventario: 1293



En esta tabla del anónimo pintor conocido como el Maestro segoviano de las Once mil vírgenes, activo en la capital castellana en el último cuarto de la decimoquinta centuria, Úrsula aparece en el centro de la composición ricamente vestida como es propio de su condición principesca y enarbola un estandarte en calidad de cabecilla del femenil ejército, representado por un número elevadísimo de cabecillas de las que, en la mayor parte de los casos, se ve sólo la zona superior. Acompañan a la titular el papa Ciriaco, dos cardenales y cuatro obispos que salieron a recibir esta singular armada a su llegada a Roma y que más tarde las acompañarían hasta Colonia, así como de Santa Gerásima, reina de Sicilia y tía materna de Úrsula, que aparece entre ésta y el pontífice tocada con corona, y que se uniría al grupo junto con sus hijas Babila, Juliana, Victoria y Áurea, tal y como nos relata Jacobo de la Vorágine en su Leyenda Dorada (ca. 1264).

 

Las Grandes Horas de Ana de Bretaña

 Bibliothèque nationale de France, París
 
Las Grandes Horas de Ana de Bretaña es sin duda la obra maestra de la pintura francesa, como corresponde a un manuscrito destinado a la que fue reina de Francia en dos ocasiones: con Carlos VIII y con Luis XII.

Este códice encierra verdaderas pinturas entre sus folios, en lugar de las miniaturas habituales en este tipo de libros. Jean Bourdichon pintó casi cincuenta escenas a toda página enmarcadas en oro sobre el fondo del pergamino tintado en negro. Estas miniaturas son comparables a pinturas sobre tabla o lienzo no sólo por sus dimensiones, sino por sus primeros planos, el uso de la perspectiva, la técnica pictórica, el realismo de los retratos…

La Natividad (f. 51v) es una de las escenas nocturnas más impresionantes jamás pintada en un libro de horas. Los rayos sobrenaturales de la estrella de Belén iluminan de forma mágica una imagen que transmite un claro mensaje teológico. El talento del maestro Jean Bourdichon vuelve a sobresalir en la escena que representa la huída a Egipto (f. 76v), en la que la luz, la atmósfera, el oscuro fondo de montañas rocosas recuerdan la Virgen de las Rocas de Leonardo da Vinci. El juego de luces y sombras en la noche estrellada es también magistral en la escena que representa el beso de Judas (f. 227v); las lámparas y las antorchas guían la mirada del espectador para que no se pierda ningún detalle del triste episodio.

Bourdichon realza la intrigante luminosidad de sus colores aplicando delicadas pinceladas de oro para destacar los vestidos, las armaduras, los cabellos, las alas de los ángeles…

Destaca también la inusual originalidad del calendario, que no se limita a pequeñas escenas marginales, sino que incluye pinturas a toda página interrumpidas por el texto enmarcado, sobre el que se sitúa el signo zodiacal de cada mes. Este procedimiento parece no haber sido utilizado en la miniatura francesa con anterioridad a Jean Bourdichon, salvo excepcionalmente en dos manuscritos.

El incomparable herbario que aparece en los márgenes de los folios con texto convierte este manuscrito en un libro de horas sin igual. Los márgenes de este códice revelan todo un tratado de botánica que incluye más de 330 plantas, con su denominación científica en latín, en la parte superior de la imagen, y su nombre popular en francés, en la parte inferior. Este auténtico herbario está además poblado de insectos y pequeños animales que, con sus vivos colores, acentúan la belleza y originalidad de cada miniatura. Se trata en definitiva de dos códices en uno: un libro espiritual para el recogimiento y la oración y una enciclopedia natural, un libro de horas y un tratado de botánica.

El maestro Bourdichon fue pintor de corte de Luis XI, Carlos VIII, Luis XII y Francisco I, y sus pinturas constituyen un claro avance del Gótico hacia el Renacimiento.

Tras la muerte de la duquesa de Bretaña en 1514, sus Grandes Horas cautivaron a Luis XIV, que las trasladó al gabinete de Curiosidades del palacio de Versalles. Su belleza conquistó después a Napoleón III, que las hizo exponer en el Museo de los Soberanos del Louvre, de 1852 a 1872. Hoy es una de las joyas más preciadas de la Bibliothèque nationale de France. No en vano los historiadores del arte consideran las Grandes Horas de Ana de Bretaña como uno de los libros de horas más excepcionales que existen.
  
 
 
 
Hija de un rey inglés, santa Úrsula huyó de Gran Bretaña, que había sido invadida por los hunos, y se refugió, con un gran número de jóvenes cristianas, en las orillas del Rhin. Los hunos las persiguieron y las masacraron salvajemente, como bien ha representado el maestro Bourdichon en las Grandes Horas de Ana de Bretaña, donde la santa muere asaeteada y sus compañeras, decapitadas.

 El pintor refleja con bastante fidelidad la rivera montañosa del Rhin y busca cierto exotismo en los adornos del caballo y en las vestiduras del huno que luce el gran sombrero azul.
El maestro Bourdichon revela sutilmente la identidad de la comitente del magnífico códice que está pintando, ya que el navío en el que ha desembarcado la santa luce en la proa un escudo con las armas de Bretaña.
 
 
Restauración en Valencia del retablo de San Martín,
Santa Úrsula y San Antonio abad
El esplendor del gótico valenciano

El BBVA y la Generalidad Valenciana, a través de la Consejería de Cultura, Educación y Deporte, han querido recuperar el esplendor de uno de los retablos más representativos del gótico internacional. La obra, de Gonçal Peris, data del siglo XV y se expone en el Museo de Bellas Artes de Valencia. La magnífica labor de restauración ha ido acompañada por un libro en el que don José Gómez Frechina analiza la pintura de la época y la trayectoria artística del autor de esta obra maestra.

  
Retablo de San Martín, Santa Úrsula
y San Antonio abad, de Gonçal Peris

El retablo de San Martín, Santa Úrsula y San Antonio abad, de don Gonçal Peris, tiene el honor de aparecer en la inmensa mayoría de los libros de arte dedicados al gótico internacional. Hoy, ha recobrado la luz que el paso del tiempo había ocultado bajo capas de suciedad y algunos vacíos en la pintura. Gracias al esfuerzo restaurador de un amplio equipo de profesionales y al aporte económico del BBVA, esta obra, que hoy se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia, pero que tuvo su emplazamiento original en la Cartuja de Portaceli, se puede admirar como si hubiese sido pintada ayer.

La parte central del retablo recoge tres imágenes de los santos que dan nombre al conjunto. San Martín es el personaje central de la obra, puesto que también es protagonista de las tres escenas que aparecen en la banda superior. En el banco, nueve piezas más pequeñas recogen imágenes de santos, de la Virgen y de Cristo doliente.

El libro: El retablo de San Martín, Santa Úrsula y San Antonio abad. Museo de Bellas Artes de Valencia, editado en la colección que el BBVA dedica a las Obras maestras restauradas, contiene una cuidada selección de imágenes de otros tantos retablos de la época en que fue realizado el ahora restaurado en Valencia. Uno de los más destacados es el retablo que Llorenç Saragossà realizó dedicado a la Eucaristía. Además, este libro recoge otras muchas pinturas del internacional Gonçal Peris, que cuenta con piezas expuestas en museos de la talla del Louvre, en París, o la National Gallery de Edimburo, en Gran Bretaña. La primera parte del texto es el estudio elaborado por don José Gómez Frechina, experto conocedor de la pintura de la época en Valencia. Se compone de dos partes, la primera, dedicada al gótico internacional en Valencia, y la segunda, más concreta, que versa sobre Gonçal Peris y sobre el retablo recién remozado.

Para completar el conjunto, don Julián Almirante Aznar y doña Pilar Ineba explican cómo se llevó a cabo el proceso de restauración de las piezas. En esta tarea han colaborado profesionales de elevada cualificación, desde carpinteros, doradores, tallistas a restauradores de pinturas. El estado en que se encontraba la obra obligó a realizar grandes esfuerzos. Muchas maderas estaban estropeadas y las pinturas tenían algunas grietas y lagunas. La pátina de suciedad que había dejado el tiempo también se había llevado consigo parte del oro que recubría el retablo.
El resultado ha sido doblemente bueno. Por un lado, el retablo ha quedado impoluto y ha recuperado el esplendor que tuvo cuando, hacia el año 1450, Gonçal Peris lo pintó. Por otra parte, el libro editado por el BBVA, en colaboración con la Generalidad Valenciana y el Museo de Bellas Artes de la capital del Turia, servirá de referente para el estudio del gótico internacional valenciano.
María S. Altaba
  
 
Museo Museo Nacional de Escultura
Inventario CE0904
Clasificación Genérica Pintura
Objeto/Documento Cuadro
Autor Anónimo
 
 
Título Martirio de Santa Úrsula y Once Mil Vírgenes
Materia/Soporte Lienzo
Técnica Pintura al óleo
Dimensiones Marco: Altura = 167 cm; Anchura = 189 cm; Profundidad = 10 cm
Soporte: Altura = 147,5 cm; Anchura = 175,5 cm

Descripción:
 Mediante sucesivos paisajes representados en un escenario común se narra la historia del martirio de Santa Úrsula y sus compañeras, ordenados de izquierda a derecha: la llegada de los emisarios del rey inglés para solicitar al de Bretaña la mano de su hija Úrsula para el heredero del monarca pagano; el rey de Bretaña sentado en su trono en el interior de un templete, comunica a su hija la petición a la que da su beneplácito a condición de una demora de tres años y la promesa de la conversión de su futuro esposo; en las escaleras del templete, Úrsula, abandona a su lloroso padre, recibe el homenaje de un paje con un perrillo que salta alborozado, mientras se dirige al embarcadero donde esperan las naves cargadas de doncellas. La siguiente escena, situada en el paisaje del fondo, semioculta por las arboladuras de los barcos, narra la recepción en un puerto (Roma); en la misma ciudad, en un arco que permite ver su interior, se figura el bautismo de las compañeras aún paganas de la Santa; en la otra orilla, la partida de Roma de la flota, que algo más abajo aparece ya ante las murallas de Colonia, desde las que un ángel, encaramado a las almenas, anuncia a la santa su destino: el martirio ante las puertas de la ciudad sitiada por los hunos, decapitadas en tierra o asaeteadas en las naves. La santa, acompañada por el papa Ciriaco y otros personajes, herida por una flecha clavada en su costado, muere asesinada por el jefe de los bárbaros a quien ha rechazado; sobre todos ellos, un grupo de ángeles portan al cielos las almas de los mártires.

Iconografia: Once mil vírgenes; Martirio de Santa Úrsula
Datación 1476=1500
Contexto Cultural/Estilo: Gótico flamenco
Lugar de Procedencia: Convento de dominicas de la Aprobación, Valladolid (m)(Valladolid Centro (comarca), Valladolid)
Lugar Específico/Yacimiento Convento de dominicas de la Aprobación
Clasificación Razonada Todos los elementos presentes en la pintura (tipos, ropajes, paisajes, arquitecturas, etc.) remiten directamente a la estética flamenca del último cuarto del siglo XV, momento en el que la historia de la legendaria Santa Úrsula sirvió de base a diversos ciclos narrativos, como el de la urna-relicario de la Santa pintado por Memling o la serie de las Agustinas de Brujas, hoy en el Groeninge Museum, atribuida al Maestro de la Leyenda de Santa Úrsula, obra esta última con la que la pintura guarda evidentes puntos de contacto.
 
Este lienzo, junto con otro de las Tentaciones de San Antonio Abad obra de Jean Brueghel de Velours (CE0879), formó parte en 1605 de un conjunto de reliquias, bulas, cuerpos de mártires, arcas y cajas que los contenían, lienzos, lámparas y candelabros donado por la beata Magdalena de San Jerónimo para servir de ornato al convento dominico de monjas de la Aprobación, fundado en Valladolid ese mismo año bajo la protección real y del concejo municipal, con el objetivo de acoger a mujeres "delincuentes" que, una vez arrepentidas y "aprobadas", pasaban a profesar en el convento de San Felipe de la Penitencia. El tema representado en el cuadro (la defensa de la virginidad y el martirio ), al igual que el del compañero (la victoriosa resistencia de San Antonio ante la lujuria), ilustran muy bien el fin buscado, por lo que no extraña que ambos lienzos se destinasen a una de las capillas colaterales de la iglesia, donde en 1787 los vería Ponz, procedencia que igualmente corroboran los inventarios de desamortización.

El legado de reliquias y objetos artísticos de la madre Magdalena de San Jerónimo se había reunido en los Países Bajos al amparo de la buena relación que mantenía con la Infanta Isabel Clara Eugenia, quien debió ser su principal favorecedora, explicándose de este modo la presencia conjunta en Valladolid de estas dos obras flamencas. De la importancia de ambos cuadros no sólo habla la valoración en mil ducados de uno de ellos en el legado (las Tentaciones), sino también el hecho de que la propia reina D ª Margarita encargase a Juan Pantoja de la Cruz, en 1605, copiar ambos lienzos. Mientras que no se conoce la copia de las Tentaciones de San Antonio hecha por Pantoja, la del Martirio de Santa Úrsula, de mayor tamaño, puede identificarse con el lienzo que, procedente de la colección Verástegui y firmado por Pantoja, se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Álava. Este último, aunque algo recortado, sigue fielmente el original pero con algunas variantes dado su carácter de copia: suprime detalles (el personaje tras el rey y otros asomados en las murallas, la campana en la torrecilla del templete), elimina otros imprescindible para el desarrollo de la historia (el ángel asomado a las murallas) o caracterizadores de la época (la grúa en la torre de la catedral de Colonia), corrige errores de perspectiva (chapitel sobre el templete), o incluso añade elementos nuevos conforme a su estilo (ángeles con coronas y recepción de las almas en el cielo) para los que utiliza modelos propios.

Bibliografía: MARCOS VILLÁN, Miguel Ángel. Martirio de San Úrsula y las Once Mil Vírgenes. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús. Pintura del Museo Nacional de Escultura. Siglos XV al XVIII (II). Valladolid: 2001. pp. 47-49.
Catalogación: Marcos Villán, Miguel Ángel

 
Parroquia de Santa Ana, Archidona.
 
Santa Úrsula y las once mil vírgenes
 

Recientemente Archidona ha recuperado esta tabla procedente en su origen de la iglesia de Santo Domingo, donde presidió el primitivo retablo del siglo XVI pintado por Antonio Alfián y que estuvo depositado durante varias décadas en el museo diocesano provincial. Ahora gracias a la iniciativa de la Consejería de Cultura de la Junta ha podido ser restaurado y devuelto a su lugar de procedencia. La tabla puede verse en la capilla bautismal de la parroquia de Santa Ana.
 
La pintura recoge el martirio de esta santa cuya biografía, muy divulgada durante la Edad Media gracias a su inclusión en la famosa Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine. Su insólita historia narra cómo fue martirizada por los hunos en la ciudad alemana de Colonia cuando regresaba de una peregrinación a Roma, acompañada por un séquito de once mil doncellas. Esta es la escena principal del políptico, plasmada en el espacio horizontal que ocupa la mitad inferior. En el centro está la santa en actitud serena y orante, y contrapposto algo forzado, en el momento de recibir un flechazo. A su alrededor se agrupan el resto de doncellas en poses variadas, mientras que a la derecha un grupo de soldados las atacan con flechas y espadas. En el lado opuesto se percibe la figura de un obispo y otras figuras femeninas erguidas conversando entre sí.
 
En el medio punto superior se representa la típica escena de Calvario, dividida en tres espacios. En el centro un crucificado que pende muerto de una cruz arbórea en medio de un paisaje imaginario cubierto de nubes. A ambos lados se yerguen las figuras de San Juan y la Virgen doliente.
 
Estamos ante una obra de calidad desigual, con detalles de exquisitez en el dibujo de algunas figuras, especialmente San Juan y la Virgen, frente a otras técnicamente menos logradas. La parte superior está más conseguida que la inferior, donde se aprecian ciertos defectos de perspectiva y composición. El tono pastel de las vestiduras, la iluminación dorada y el predominio del dibujo, son notas de inspiración manierista.
 


Iglesia de Sta. María de la Alhambra. Retablo


El retablo de la iglesia de Santa María de la Alhambra fue realizado por Juan López de Almagro en el año 1671. Presenta grandes columnas salomónicas, con las tallas de Santa Úrsula y Santa Susana. En el remate se halla un relieve de la Trinidad. El centro del retablo lo ocupa una imagen de Santa María de la Alhambra, del escultor Torcuato Ruiz del Peral, realizada siguiendo el estilo de Alonso Cano. Por encima de esta talla, un gran crucifijo de Alonso de Mena, del año 1634, completa la iconografía del retablo.

 
Imagen de Santa Ursula en lado izquierdo del retablo.

Las obras del templo se realizaron entre 1581 y 1618, completadas por el arquitecto Ambrosio de Vico siguiendo trazas de Juan de Herrera y Juan de Orea, aunque con fábricas muy humildes en comparación con los proyectos iniciales.
 
Con planta de cruz latina y capillas laterales, destaca su retablo barroco con grandes columnas salomónicas de 1671, así como el Crucificado y las grandes imágenes de las Santas Úrsula y Susana, de Alonso de Mena.
 
La titular que se aguarda en el retablo mayor, es la conocida imagen de la Virgen de las Angustias de Santa María de la Alhambra de Torcuato Ruiz del Peral, realizada entre 1750 y 1760, que es procesionada desde este templo en la Semana Santa el Sabado Santo sobre uno de los más bellos pasos granadinos, que reproduce en plata de 1º ley repujada las arquerías del Patio de los Leones del recinto Nazarita. A su Cofradía perteneció el poeta Federico García Lorca.

 
 

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