Lapida

Lapida
Lápida en Basílica de Santa Ursula en Colonia, Alemania

viernes, 21 de septiembre de 2012

Devotos notables de Santa Ursula.

En esta sección citaremos personajes de todos los tiempos que han practicado en vida una profunda devoción a Santa Ursula y sus compañeras mártires.
 
 

El Padre Francisco de Bustamante, que fue provincial de Yucatán e hijo de Castilla, llegó en la misión que trajo el santo obispo Fr. Diego de Landa. No supo tan perfectamente como otros misioneros el idioma de los indios. Las dos veces que fue provincial le obligó la obediencia a aceptar el cargo, y así la segunda vez fácilmente al poco tiempo, renunció al oficio. Era tan humilde después de haber sido provincial, como puede estar un novicio, de que se le originaba ser muy urbano, aún con el más pequeño que le comunicaba.

Ocupaba mucho tiempo en la lección de los libros, y habiéndole faltado la vista, hacía que un corista le rezase el oficio divino, y después le leyese la vida de Cristo, redentor nuestro, y las vidas de sus santos, con lo que vivía con notable quietud de espíritu. Fue devotísimo de Santa Úrsula y sus compañeras, y así, en los conventos donde estaba, les erigía un altar, y su día cantaba él la misa aún en su suma vejez, y se holgaba mucho de que otros fuesen devotos de estas santas, siendo el mayor gusto que le podían dar, el decirle que les habían hecho algún altar o imagen por su devoción.

Fue religiosos muy pobre y siguió siempre la comunidad en coro, refectorio y demás actos, y aún habiendo llegado a la edad de noventa años, la seguía en cuanto sus fuerzas alcanzaban, teniendo en ella gran consuelo los religiosos, viendo sus venerables canas tan acompañadas de virtud y santidad. Murió en el convento de Mérida en 1624, a 26 de agosto, y concluye diciendo de él el Padre Lizana: “Todos lo conocimos y no hay quien no diga el santo P. Bustamante. Vivió en esta provincia 51 años y murió de más de 90 años de edad.

Fuente: Los Tres Siglos de la dominación española en Yucatán, Tomo 2, escrita por Fray Diego López de Cogollud en 1845 (pág 344-345)


Fray Cristóbal de la Cruz, de la orden de Santo Domingo, fue una señalada voz que llama a pecadores, porque su trato y modo de vivir antes que entrase en religión era muy conforme con la ley que el mundo guarda. Cristóbal Lugo fue natural de Sevilla y estudió las letras de la latinidad y artes, pero al conocer después malas compañías, llegó a ser muy práctico en la jerigonza y lenguaje de ladrones. Aunque era un gran pecador, tenía un alma temerosa y muy sentida de conciencia, y por ello si pecaba, era con lágrimas y rezando primero los salmos penitenciales por las ánimas del purgatorio, de quien era muy devoto, pidiendo a Dios no perdiesen los fieles difuntos el fruto de aquella su oración por ser él malo. Como seguía el juego y le faltaba el dinero, concertóse con unos perdidos que andaban a robar , de irse con ellos rn su compañía, y sentóse una vez a jugar el libro de las súmulas con determinación que si entonces perdía, tomaría el oficio de salteador.

Ordenó el Señor que ganase y salido de allí, púsose a considerar el camino que llevaba, y como de nueva luz visitado, abrió los ojos del entendimiento y comenzó a retirarse de aquellas compañías malas. Y aplicándose a su estudio vino a recibir orden sacra; y desde que se ordenó de Epístola fue tan notable la mudanza que la mano de Dios hizo en él, que como él confesó a un su gran familiar amigo, nunca jamás desde entonces tuvo voluntad de pecar, ni se ensució en hecho camal, antes se dió tanto a la oración y contemplación y lección de libros sagrados y devotos y ejercicios penitencia, que en España antes que pasase a Indias, y después de pasado, era su fama de santidad. Para mejor cumplir sus buenos deseos de servir a nuestro Señor enteramente, tomó el hábito de Santo Domingo en la ciudad de México. Y hecha profesión, luego la orden puso los ojos en él como un varón santo, y lo escogió como maestro de novicios de aquella casa.

Su oración era perpetua, pasando lo más de la noche en contemplación en el coro, donde visiblemente se robaba con la pujanza de la devoción y sentimiento del espíritu, de donde salía muchas veces diciendo: ¡Ay Dios, Ay Dios! Donde se la pasaba la noche sin dormir, gozando de la visita del cielo. Su consideración arrimaba siempre a los méritos de nuestra redención por el Rosario, y en los cinco misterios – de los quince- se le pasaba un día, remudándolos siempre por las ferias de la semana. El domingo los contemplaba todos juntos. Nunca dejó de rezar el oficio de Nuestra Señora, de quien era devotísimo. Desde que supo leer rezó siempre los salmos penitenciales, y cada día decía una vigilia por las ánimas del purgatorio, de quienes era muy devoto. Siempre que pasaba por iglesias o cementerios hacía oración por los difuntos. Tenía, sin esto, por particulares devotos suyos a San Jerónimo, a la Magdalena y a Santa Úrsula, con sus compañeras, de suerte que con esta ocupación no gastaba rato de tiempo ocioso en conversación humana. Murió en México en 1569 y su fama de santidad lo acompaño desde el momento mismo de su muerte.

La vida de este santo es la que don Miguel de Cervantes utilizó para escribir su comedia “El Rufián Dichoso”. Los cronistas dominicos hablan de él con prolijidad e insistencia, otorgándole de forma unánime el título de santo, junto a otros apelativos como bienaventurado, bendito, varón de Dios, amigo de Dios, siervo de Dios, etc.
Fuente: Locos, figurones y quijotes en el teatro de los Siglos de Oro
Escrito por Asociación Internacional de Teatro Español y Novohispano de los Siglos de Oro. Congreso,Germán Vega García-Luengos,Rafael González Cañal (pág 503-506)
 
 
Leonor María de Aragón y Foix fue hija del matrimonio del infante Pedro I, conde de Ribagorza y Prades con Juana de Foix. Era nieta, por el lado paterno, del rey Jaime II y la reina Blanca de Anjou, y por línea materna era de Gastón Y, señor de Foix, de Castellbó y de Bearne. La esposa de éste, Juana de Foix, pertenecía a la casa real de Francia. Asimismo, era prima hermana del rey Pedro IV el Ceremonioso. Nació, casi con seguridad, en el castillo de Falset, centro neurálgico del condado de Prades, hacia el 1333.

Leonor se casó muy joven, el 1353, su unión formará parte de la política matrimonial de establecer vínculos dinásticos con estados del Mediterráneo. Este matrimonio con el heredero del reino de Chipre, Pedro de Lusignan, conde de Trípoli, garantizaba la expansión comercial catalana hacia Oriente.

Fue una mujer de carácter apasionado y frenético. Orgullosa, autoritaria y de alma irascible. Amaba a su esposo pero de forma egoísta y obsesiva. Un carácter y manera de actuar que, como analizaremos, influirán en todos los acontecimientos de su vida.
Después de una vida en que la violencia y la tragedia la rodeaban, la Reina de Chipre fué expulsada de ese país, regresando a España y siendo acogida por su Primo hermano, el Rey Pedro IV el Ceremonioso, quien le otorgó una pensión y casa en la Villa de Valls.

Entre las reliquias ofrecidas por Leonor de Chipre a la ciudad de Valls destaca, según el saber popular, la cabeza de Santa Úrsula y una espina santa, es decir, una espina de la corona de ludibrio de Jesucristo, ambas traídas consigo por la soberana desde Chipre. En cuanto a la primera, cabe decir que se trata de una bella pieza de orfebrería gótica, de plata policromada, que bajo la forma de una cabeza coronada alberga una reliquia auténtica de la santa, a la sazón co-patrona de Valls.  A favor de esta teoría se sabe que Leonor tenía una especial devoción por esta santa. En 1567 se descubrió la iglesia de Santo Domingo de Nicosia un retablo que representaba a las santas Úrsula, Eulàlia y Magdalena y arrodillada ante estas aparecía la reina Leonor.

Los últimos años de su vida la reina Leonor los pasó en Barcelona, viviendo con austeridad hasta su muerte y llevando un luto indefinido; dedicada a hacer obras de caridad y dotar a niñas huérfanos que se querían casar. Murió el 26 de diciembre de 1416 y fue enterrada ocho días después de su muerte, es decir, el día 2 de enero de 1417 en el convento de Sant Francesc de Barcelona, en cuya construcción ella misma había colalaborado y donde ya había otros entierros reales.

La vistieron con el hábito de terciaria franciscana (tercera orden de San Francisco) pero con solemnidad real. Acompañaron su féretro tres reinas: Violante de Bar, viuda de Joan I, Margarida de Prades, viuda de Martín I, y María de España, esposa del monarca reinante, Alfonso V el Magnánimo, además de una representación del clero de la ciudad de Barcelona y de las abadesas del monasterio de Santa Maria de Valldonzella y de Jonqueres (Monasterio de Jonqueres).

En 1692 se amplió el presbiterio de la iglesia de San Francisco y en este momento se abrió el sepulcro de la reina. Se encontró su cuerpo incorrupto, entero, y flexible, se le hicieron nuevos hábitos y el sepulcro se cololocó detrás del retablo, con una vidriera delante y expuesto a la veneración de los fieles. Pronto el sepulcro se vio expuesto a numerosos exvotos de cera de los agradecidos fieles. Este milagros se recogieron en un libro, hoy perdido, pero que fue consultado por el historiador Jaume Coll el siglo XVIII. El sarcófago logró salvarse del incendio del convento de los franciscanos en el año 1835.

A partir de este momento nos han llegado distintas versiones sobre lo que pasó con el cuerpo de Leonor. Según Eusebi Ayensa, el cuerpo fue trasladado al convento de las franciscanas, en el barrio del Poble Sec. Cayetano Barraquer la vio el 31 de octubre de 1889 y explica que se encontraba bastante bien conservada, descalza, vestida con falda de seda de color claro, tocado de monja, cetro y corona real. Así se conservó el cadáver de Leonor fina la llegada de la Semana Trágica del año 1909. El día 27 de julio prendieron fuego al convento de las franciscanas del Poble Sec y nada se salvó de lo que había en la capilla. El hallazgo en el convento del cuerpo momificado de la reina de Chipre hizo creer a los vándalos que se había encontrado una monja martirizada y cerrada dentro de un féretro. Existe otra versión de Joan Bassegoda i Nonell que explica que la momia de la reina Leonor permaneció en su tumba de los franciscanos hasta que el notario Jaume Rigalt "por encargo del ayuntamiento de Barcelona" la llevó a la casa de caridad, desde donde pasó al monasterio de Pedralbes y luego en el convento de Sant Francesc de Vic donde fue destruida en el año 1936.

Fuente: Crónicas Franciscanas y Wikipedia

 

El Padre Fray Ignacio (o Iñigo) de Santa María, del convento de Salamanca, varón de vida muy ajustada y gran predicador, el cual fue ministro en Cagayan y vicario de Lallo-c, después de haber apaciguado a los itaves. Llamado después a Manila para mandarlo a España, fue electo Prior de este convento y poco después, Definidor.  En 1603 fue a Camboya como prelado de esta misión; pero después de haber levantado allí iglesia que dedicara a San Pedro Mártir, volviendo a Manila para pedir nuevos auxilios para aquel reino, murió en el mar, como lo había predico él mismo en ese mismo año de 1603.

Fue muy fervoroso, compasivo y misericordioso para con los pobres y el Señor se dignó hacer maravillas por su siervo, aumentándole el arroz para darles. Era de condición muy suave, y muy devoto de las Santas Cecilia y Úrsula mártires, cuya protección visible experimentó más de una vez. Estando en Calasiao y no teniendo qué comer, acercóse a un pescador que, como los Apóstoles, después de trabajar mucho no había cogido nada. Díjole entonces el Padre: “en nombre de Santa Cecilia saca una lisa”, y la sacó el hombre; y luego, mandado a echar la red en nombre de Santa Úrsula, sacó a petición del mismo Padre, una anguila.

Más de una vez también acreditó estar adornado del don de profecía. Fue muy perseverante y contínuo en la oración y dos veces cada día se encomendaba en ella a Dios y a todos los religiosos de la Provincia, a los cuales echaba su bendición, aunque estuvieran ausentes.

Fuente: Reseña biográfica de los religiosos de la provincia del Santísimo Rosario de Filipinas desde su fundación hasta nuestros dias. Hilario María Ocio y Viana.1891. (Pág. 186)
 

Los pueblos peruanos de la Provincia de Castilla, especialmente Viraco y Machaguay sintieron con mucha pena la muerte repentina edel artista Prof. Manuel, Guzmán Collado, quien fuera autor del “Mambo de Machaguay” y de numerosos composiciones musicales que han traspaso las fronteras nacionales y revalorado las costumbres, tradiciones, paisaje y belleza del pueblo que lo viera nacer y crecer Viraco, ubicado al pie del nevado “Coropuna”
 
El Profesor Manuel Guzmán Collado (nacido en 1925), desde muy joven destacó y desarrollo su talento en música y en la composición literaria, cuando logró constituirse en el Músico Mayor del Colegio Independencia Americana (1954), posteriormente ejerció la docencia en Aplao- Castilla. Posteriormente, formó el conjunto musical “Coropuna”.

Manuel Guzmán, además de su gran talento artístico, fue un hombre de gran calidad humana, carismático, de trato amable y de hablar pausado, que amaba en lugar donde nació y creció Viraco, muy devoto de la Virgen Santa Ursula.

El 18 de octubre del 2002, el Congreso de la República del Perú, en ceremonia especial, le otorgó una  distinción que a la letra dice “… Es un deber y un honor reconocer y saludar al Profesor, Manuel Guzmán Collado, autor de numerosas composiciones musicales: como el “Mambo de Machaguay”, “Mujer Viraqueña “Tres Recuerdos” “Del Coropuna al Huascarán”,  temas que han logrado traspasar las fronteras nacionales….”

Estuvo casado con Ruth Cabrera de Guzmán, siendo sus hijos Miguel, Carmen y Alvaro Guzmán Cabrera. Falleció el 5 de septiembre de 2009, siendo sepultado en los Jardines de la Paz; después de un sentido homenaje de sus conciudadanos.
 
Fuente: Diario Digital Noticias de Arequipa.com
 
 

 

Rendición de Lisboa el Día de las Once Mil Vírgenes.

Esta victoria tan anhelada y apenas esperada fue obtenida por la virtud de Dios el día de la fiesta de las Once mil Vírgenes (21 de octubre). Que la conseguimos por la intervención de estas vírgenes, de esto no dudamos. Los milagros evidentes que se produjeron son una prueba fehaciente del auxilio que nuestros santos tutelares nos prestaron.
 
Artículo tomado del Boletin de la Real Academia de la Historia. TOMO CLXXI. NUMERO III. AÑO 1974.
Fortaleza antígua de Lisboa.
 
LA RENDICION DE LISBOA EN EL DIA DE
 LAS ONCE MIL VÍRGENES.

RELATO DE DODECHINO

A través de los cistercienses, inspiradores de la Orden militar de Avís, filial de Calatrava, las reliquias de las Once mil Vírgenes pudieron haber llegado también muy temprano a Portugal. Mucho antes del incremento que experimentó su culto en el siglo XVI por tierras lusitanas con ocasión de la preponderancia ejercida por los jesuitas en Lisboa y Coimbra, podemos aducir aquí, por lo menos, dos acontecimientos decisivos de la historia de Portugal relacionados con Colonia y con la veneración del sacro ejército de las Once mil Vírgenes y de su capitana Santa Úrsula. 

El primero fue la conquista de Lisboa en 1147 por los cruzados nórdicos, impulsados en gran parte por las fervientes predicaciones de San Bernardo. Ya sabemos que las santas vírgenes y mártires de Colonia protegían a sus partidarios en la lucha frente al enemigo y asistían a los moribundos que se confiaban a su tutela.

Las fuentes alemanas del asedio y toma de Lisboa, basadas en relatos epistolares muy semejantes de testigos presenciales: el del sacerdote coloniense Winando, el de Dodechino al abad Cuno de San Disibodo y el de Arnulfo al obispo Milo de Toruenne, están concordes en subrayar que "esta victoria divina, no humana", fue alcanzada el 21 de octubre, "en la fiesta de las Once mil Vírgenes".

Algunos de los cristianos muertos durante la acción y enterrados delante de la ciudad de Lisboa manifestaron  prosecución del culto de los patronos tutelares, entre los cuales el de Santa Ursula y sus compañeras ocupaba uno de los lugares más destacados. En la obra de Herculano, t. IIl, pp. 307-310, el lector encontrará reseñados las fuentes históricas de la conquista de Lisboa. Muchas de estas fuentes fueron recogidas por este mismo autor en sus Portugaliae Monumenta Historiea (Scriptores), vol. 1. Aunque Herculano conoció el resumen de la carta de Dodechino publicado en la colección Illustrium Veterum Scriptorum, hecha por J . Pistario Nidana, t. J. pp. 473-74, Francfurti, 1583, no pudo leer el informe en su totalidad. Por esta razón, y por su interés para nosotros a causa especialmente de las arribadas que los cruzados hicieron en las costas del Cantábrico y en las costas gallegas, queremos ofrecerla aquí íntegra en nuestra versión castellana. Dice así :
"Para el Sr. D. Cuno abad por la gracia de Dios en el Monte de S. Disibodo (Disenberg) y para los hermanos que allí le sirven, de Dodechino, humilde sacerdote en Logenstein por la misma gracia, oraciones y obediencia.

"Deseando acomodarme en todo a vuestro mandato, carísimo padre, me he propuesto escribiros sumariamente algo acerca de la expedición naval que por la virtud de Dios se llevó a cabo delante de Lisboa. Porque si pretendiera escribir esta empresa con todos sus pormenores, refiriendo las tempestades por las que fuimos acosados y zarandeados, los trabajos y tribulaciones que hubimos de soportar tanto en la tierra como en el mar, hasta que Dios nos otorgó con su gracia su consuelo, menester seria toda una serie de libros para dar cabida a todas las peripecias de esta larga historia. Mas yo, en atención a la brevedad, me limitaré tan sólo a aquellas cosas más dignas de mención, comunicándoselas a vuestra paternidad tal como pasaron ante mis ojos.

"En el año de la Encarnación de nuestro Señor de 1147, en la octava de Pascua, que fue el 27 de abril, se puso en movimiento desde Colonia el ejército naval. El 19 de mayo llegamos al Puerto inglés de Dartmouth (Derthmute), donde encontramos al conde Arnoldo de Aerschot con casi 200 naves, compuestas, por partes iguales, de ingleses y flamencos. Allí nos detuvimos tres días, y el viernes antes de las Rogaciones (23 de mayo) continuamos viaje navegando esforzadamente y sin descanso en alta mar por espacio de ocho días y ocho noches. En la víspera y en el día de la fiesta de la Ascensión (28 y 29 de mayo) tuvimos que arrostrar una violentísima tempestad. Por fin el día 30, con casi 50 naves y las demás dispersas, entrarnos en un puerto de España llamado Gozón ("Gozzim": en Arnulfo: "Gollim" o "Gozzem"; en Ann. Magdeb., t. XVI de los MGH. SS., p. 189: "Gozim".) A continuación nos dirigimos al puerto que llaman Vivero (Viver), situado en la misma costa. Después de salir de aquí, el 6 de junio, alcanzarnos el puerto de Galicia llamado Tambre ("Thamara"; en Arnulfo: "Fambre"; en los Ann. Magdeb.: "Tambre"). el cual dista 8 millas de Santiago. En la víspera de Pentecostés (7 de junio) fuimos a visitar el venerable cuerpo del Apóstol, y allí celebramos con gran alegría la santa festividad. Volviendo al puerto, el día 15 navegamos de nuevo, y el 16, entrando por el río que llaman Duero ("Drius" o "Dorus"), fondeamos en la ciudad de Oporto ("Portugal" o " PortugaJim"). Alli el obispo de la ciudad, que esperaba ya nuestra llegada, nos recibió con grandes muestras de júbilo y regocijo por mandado del rey. Aquí nos quedamos once días, mientras esperábamos las naves del conde Arnaldo de Arschot, las cuales, a causa de la referida tempestad, se habían separado de nosotros. Durante este tiempo, por la Buena disposición del rey hacia nosotros, obtuvimos a precios equitativos lo mismo vino que toda suerte de delicados manjares. Al llegar el conde y los suyos reanudamos la navegación, y dos días después, vísperas de San Pedro y San Pablo (28 de junio), penetrando por la desembocadura del río llamado Tajo ("Tagus"), anclamos delante de Lisboa ("Ulixibona").


"Esta ciudad, según refieren las historias de los sarracenos, fue fundada por Ulises después de la destrucción de Troya, y edificada sobre un monte inexpugnable para los humanos, a causa de la admirable estructura y disposición de sus muros y baluartes. En torno a la ciudad levantamos las tiendas de campaña, y el 1 de julio, con la ayuda del poder divino, nos apoderamos valerosamente de los suburbios. Después de haber dirigido varios asaltos cerca de las murallas, no sin grandes pérdidas por nuestra parte, el tiempo transcurrido hasta el 1 de agosto lo pasamos haciendo máquinas de guerra. Y así con gran esfuerzo construimos dos torres móviles, junto a la orilla, una en la parte oriental, ocupada por los flamencos, y otra en la parte occidental, donde los ingleses habían puesto los campamentos. Dispusimos también cuatro puentes en siete naves, por medio de los cuales nos resultaría más fácil el acceso a la ciudad por encima de las murallas. Cerca de la fiesta de la Asunción (15 de agosto), avanzando con todos estos pertrechos, fuimos rechazados con grandes pérdidas por los sarracenos. Pues éstos, saliendo impetuosamente de la ciudad, demolieron con sus máquinas nuestras torres, y la torre de los ingleses la destruyeron arrojando fuego en su interior. De la misma manera la máquina que había sido construida para minar la muralla la quemaron, y con ella pereció también su artífice. Aparte de los innumerables muertos que los enemigos nos causaron con flechas y maganeIas, ellos fueron también castigados duramente por los nuestros con pérdidas no menos elevadas. Aunque pasajeramente quebrantados por las pérdidas sufridas en hombres y material, los cristianos, puesta su confianza en la misericordia divina, se dispusieron a reparar las máquinas y demás ingenios de guerra. Entretanto el hambre empezó a estrechar a los sarracenos, y, cosa inaudita, éstos llegaron a devorar perros y gatos. Muchos hubo también que huyendo en secreto se entregaron espontáneamente a los cristianos. Una parte de ellos, una vez bautizados, fueron recibidos en la sociedad cristiana, algunos fueron degollados y otros con los miembros mutilados fueron devueltos a la ciudad. Pero para no pecar de prolijo, muchas otras cosas que entonces nos sucedieron, prósperas unas y adversas otras, como acontece siempre en la guerra, las pasaré en silencio, reservándolas, si acaso, para aquellos que quieran explicarlas más por extenso.

"Por último, cerca de la Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre), un hábil ingeniero de origen pisano emplazó una torre de extraordinaria altitud en aquella parte donde primeramente había sido destruida la torre de los ingleses, y esta obra digna de alabanza, costeada por el rey y ejecutada con el esfuerzo y colaboración de todo el ejército, quedó lista a mediados de octubre. Pero también un cierto número de soldados oriundos de nuestra patria, por el mismo tiempo en que la torre del pisano quedó terminada, a pesar de la fuerte oposición de los sarracenos, habían hecho enormes socavones por debajo de las murallas, los cuales terminaron rellenándolos con gran cantidad de troncos. Y en la misma noche de la fiesta de San Gallo abad (l6 de octubre) le plantaron fuego a los troncos, y un lienzo de la muralla, de casi 200 pies de longitud, se vino al suelo. Los nuestros, despertando del sueño por aquel estrépito, echaron mano a las armas y se lanzaron, dando grandes gritos, hacia aquella parte arruinada de la muralla, creyendo poder entrar en la ciudad sin más dificultad. Pero encontraron a los sarracenos que, espantados por el estruendo de la ruina, se habían aprestado a defender la brecha, y repelieron valerosamente a los cristianos, de modo que los nuestros, frustrados sus intentos y afligidos por tantos golpes, se vieron obligados a replegarse al campamento. Por su parte, los sarracenos pasaron el resto de la noche ocupados en restaurar aquella parte de la muralla, y acarreando tierra y piedras levantaron un terraplén a la altura de un hombre, y, apilando encima tablas de navíos y puertas de casas, se parapetaron detrás dispuestos a resistir virilmente a los cristianos.


Los nuestros, por el contrario, desde el comienzo de esta operación, los estuvieron hostigando toda la noche con maganelas, flechas y toda clase de armas, y. al rayar el día, invocando la clemencia de Cristo, se dispusieron unánimes a destruir aquella improvisada fortificación, pero de nuevo los nuestros fueron rechazados con grandes bajas de muertos y heridos. Finalmente los cristianos casi sin saber a qué atenerse, invocando con lágrimas en los ojos la misericordia de Cristo, la torre ya mencionada, recubierta de mimbres y forrada de cueros de buey, y atestada de guerreros, la arrimaron valientemente a la muralla. Los defensores, al ver aquella torre sobresalir por encima de sus murallas y de sus casas, les entró tal pánico, inspirado más bien por divina que por humana virtud, que, arrojando las armas, pidieron condiciones para rendirse. Las cuales le fueron concedidas, y así se firmó un pacto entre ellos y nosotros, según el cual todos los haberes lo mismo en oro que en plata, vestidos, caballos y mulos serían para nosotros, mientras que la ciudad se la entregarían al rey. Y a ellos, si no quebrantaban el acuerdo establecido, se les dejaría marchar respetando la integridad de sus cuerpos. Esta victoria tan anhelada y apenas esperada fue obtenida por la virtud de Dios el día de la fiesta de las Once mil Vírgenes (21 de octubre). Que la conseguimos por la intervención de estas vírgenes, de esto no dudamos. Los milagros evidentes que se produjeron son una prueba fehaciente del auxilio que nuestros santos tutelares nos prestaron. Pues en el lugar fuera del campamento donde habían recibido sepultura los cuerpos de nuestros mártires, muchos, a quienes la divina piedad concedió semejante privilegio, vieron brillar luces en la oscuridad de la noche; y dos mudos bien conocidos de todo el ejército, uno por la fiesta de San Gereón (10 de octubre), y otro por la de Todos los Santos (1 de noviembre) recibieron el uso del habla en aquel mismo lugar. Y todos estos prodigios no fueron producto de nuestra fantasía, sino que, confirmados por veraces y numerosos testigos, los vimos con nuestros ojos y los palpamos con nuestras propias manos. Después de esta empresa, tan felizmente realizada, los nuestros pasaron el invierno en la ciudad hasta el 1 de febrero. Desde allí, navegando en intervalos diferentes, arribaron, como habían prometido, al sepulcro del Señor. ¡Sea con salud vuestra santidad!"

Durante el gobierno de Cuno (1136-1155), cuarto abad del monasterio benedictino de S. Disibodo, se había concluido el nuevo monasterio (novuro monasterium), comenzando, según los Annales S. Disibodi, en el año 1108, bajo Buchardo, ex abad del monasterio de Santiago en Maguncia, el cual, por designación del arzobispo Rulhardo, fue nombrado primer abad en el Monte de S. Disibodo (Disenberg o Dlslbodenberg). En 1139 habían sido trasladadas ya las reliquias de S. Disibodo de la antigua iglesia (a veteri ecclesia) al nuevo cenobio. En 1143, con la terminación del altar mayor, el monasterio fue dedicado por el arzobispo Enrique de Maguncia en honor "de nuestro beatísimo padre Disibodo", Y en el mismo año fueron reconocidas de nuevo las reliquias del santo patrón y colocadas en un túmulo de piedra, detrás del altar mayor, en dos recipientes de plomo, en uno los huesos, y en el otro, un poco mayor, las cenizas. En este mismo túmulo se pusieron, en nichos de madera, tres cuerpos de las Once mil Vírgenes, así como algunas reliquias de la Legión Tebana. En virtud del predominio cada vez mayor del Cister, el 9 de marzo de 1259, con el asentimiento del abad Otón y de todo el convento reunido, la abadía de S. Disibodo pasó a ser filial del monasterio cisterciense de Otterburgo, dependiente de Morimundo, según Dubois (MGH. SS., t. XVlI , páginas 20-26; L. Janauschek, Origo, pp. 251-252) .

Devotos de Santa Ursula. Luis de Lanuza S.J.


Padre Luis de Lanuza Sacerdote Jesuita, de sangre ilustre. Hallábase su padre D. Juan de Lanuza, hijo de otro D. Juan, justicia de Aragón, desempeñando el cargo de virrey de Sicilia, cuando nació Luis en Leocata el año 1591. Posteriormente, nombrado su padre general en jefe de las tropas que España tenía en aquel reino, siguióle el joven Lanuza llevando con distinción al lado suyo el honroso uniforme militar. Más la funesta jornada en que D. Juan perdió la vida, apartó del servicio de las armas a Luis para alistarse en otra milicia; que era la de Jesucristo. Abrazó pues, el instituto de San Ignacio de Loyola el 6 de Enero de 1608, en el cual hizo rápidos progresos en las ciencias.

Enseñó por algún tiempo humanidades; mas observando sus superiores que su vocación le inclinaba a los trabajos del apostolado, para los cuales tenía relevantes disposiciones, le destinaron a las misiones de Sicilia, alcanzando en ellas tanta reputación, que fue llamado el apóstol de aquel reino. Murió en Palermo el 21 de Octubre de 1656, después de haber escrito las obras siguientes:
1: Antídoto precioso contra la pestilencia del pecado mortal, Palermo, por Nicolás Bua, 1640, escrita en español y dedicada a las tropas de su patria. Publicóse primero sin nombre de autor, más adicionada después, imprimióse con su nombre en italiano por Carlos Lacio, 1662. En lo sucesivo se hicieron de esta obra muchísimas reimpresiones.
2: Le due macchine potentissime per convertire l'amme a Dio coie le considerazioni delle due morti temporale ed elerna, Palermo. Por Carlos Lacio, 1695 y 1699, Venecia, por Sebastián Coletu, 1753,
3: Varios libros de Sermones dignos de la luz pública.

Hablan del Padre Luis con mucho elogio diferentes autores, tales como Mongitore, Casani, Frazzetta, el Padre Marlon, etc.

 
 
 Páginas 61-66.

Muerte del Padre Luis de Lanuza.

….. agradeció el enfermo el buen ofrecimiento, y le suplicó lo pusiese en ejecución; tomó el padre el breviario, empezó a leer el salmo (117) con gran devoción, y pausa, haciendo alguna suspensión entre versículo y versículo, para dar lugar a la meditación del enfermo, así proseguían todos hasta que el asistente llegó a aquel versículo que dice: Fortitudo mea, Et laus mea dominus, Et factus est mibi, in salutem (El Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación.); aquí, con los ojos y boca llamó el Padre Luis al asistente, pidiéndole se acercase para decirle en voz baja: basta, ya basta, estoy en seguro, no diga nada Vuestra Reverencia a nadie mientras vivo, que poco tiempo le obligará el secreto, ya puedo decir con mi San Luis Gonzaga (y aquí, esforzando la voz que oyeron todos, porque todos acudieron) Laetatus sunt in bis, quae dicta sunt mihi, in domum Dei ibimus (inicio del salmo 121); y clavando los ojos en unas estampas de papel que tenía enfrente, de Cristo, de su Madre, de nuestro Santo Padre (Ignacio de Loyola), y de San Luis Gonzaga, expiró el 21 de octubre de 1656 y a los 65 años de su edad.

Circunstancias son el día y el año de la muerte, que no parece que se elevan a mayor esfera, que de accidentes, ni a primera vista pasan de casualidad; pero dieron entonces, y son siempre asunto de muchas reflexiones y discursos. Nació nuestro Luis el año 1591, y en el anterior siglo, año 1491, vio al mundo aquel grande héroe, aquel capitán de la más gloriosa Compañía de Jesús,  nuestro santo padre San Ignacio. Murió al mundo y fue trasladado al Empíreo nuestro santo padre a los 65 años de su edad, año de 1556, y a los mismos 65 años de edad y con correspondencia de los mismos 100 años del nacimiento, murió nuestro Luis el año de 1656, un siglo de distancia con correspondencia en los años hizo muy parecido este retrato al original, y no será aquí mucho que digamos, que semejantes varones son de un siglo; porque es dichoso un siglo, que en su duración logra la dicha de venerar a cada uno: esto por lo que toca al año; por lo que mira al día le tenía muy previsto, y sabido con aquella luz, en que no cabe engaño, y le había profetizado; aunque siempre entre oscuras no conocidas proposiciones.

Devoción a Santa Ursula y profecía.

 
Vióle un día orar con singular devoción ante el altar de Santa Úrsula un su conocido canónigo, y haciendo reparo en un sujeto siempre tan devoto su singularidad y exceso en la devoción, se atrevió a preguntarle así: ¿Es V.P. muy devoto de Santa Úrsula?, a lo que respondió pronto: Bien sabe la santa cuán estrechamente la tengo obligada con tiernos votos, y que hemos de hacer juntos cierta jornada en su día. Esta proposición está clara, y patente sucedido su gloriosísimo viaje al cielo el día de la santa; pero más claro habló con una buena mujer virtuosa, beata de las Terceras de Santa Teresa; era su espíritu bueno, su alma pura, pero su sinceridad de paloma, y su simpleza candidísima; encontróse con el Padre, y con tanta simplicidad le preguntó: ¿Qué hacía V.P. tan devoto, a quien estaba encomendando a Dios, qué hay de nuevo? Ahora nada, respondió el Padre (era a principios de octubre) pero lo habrá de aquí a poco, porque el día de Santa Úrsula volará al cielo en el Convento del Monte Santo, que es de religiosísimos carmelitas, una virtuosa alma, que ha cultivado con perfección las virtudes, y en mi casa profesa, habrá ese día, y en el siguiente un concurso jamás visto; la primera parte no le hizo eco a la beata; la segunda le excitó la curiosidad y replicó: Pues yo Padre Luis, por lo mucho que asisto a la casa profesa, tengo bien de memoria el calendario de sus fiestas y no hay ese día motivo para concursos: ea, ea, respondió el padre, no me sea curiosa, vaya allá y lo verá.

Llegó el día, y la Beata fue cuidadosa a Monte Santo (así se llama el convento de religiosísimos Padres Carmelitas) y halló la triste nueva de haber perdido aquel día al ejemplo de toda su santa comunidad el V.P. Fr. Juan María de Perralia: depósito de la más acendrada virtud, ejemplo de Palermo, extático en la oración, favorecido de Dios en ella, doctísimo en la contemplación, y tal, que con razón le dio el Padre, sin decir su nombre, el renombre de virtuosísimo Siervo de Dios: viendo su candidez verificada la profecía, voló a la casa profesa, aunque el día acababa y venía la noche, y halló la iglesia llena de gente, que entraba y salía a lo interior de la casa; preguntó la novedad, supo la causa, y aguardó hasta que sacaron el cuerpo, en cuya ocasión hizo contra su genio la reflexa de que jamás había visto tanto concurso en casa; y siguiendo su candidez natural, publicó la profecía, verificada ya en dos sujetos, ambos a dos tan plausiblemente santos. Ni quiso Dios quedase sobre la palabra del Padre aquel verso, tan dulcemente cantado como cisne a la hora de la muerte: In domum Domin ibimus; porque no sufriéndole al actual compañero, que le seguía en las misiones el corazón bien morir a quien tanto amaba, se fue a consolar con Dios sacramentado a la iglesia, y al mismo punto que expiró, se le representó en la imaginación, que volaba al cielo, como en triunfo, acompañado de nuestros santos Padre, San Javier y San Luis Gonzaga, y de multitud de almas, que sus misiones habían introducido en el cielo, precursoras de su gloria, y que ahora bajaban a cantar su triunfo, cuya visión le alumbró , que ya había expirado, lo que supo al punto: pues levantándose con el cuidado, le avisó el clamor de todos, que previno al de las campanas, y los ayes, y llantos con que se explicaban sus desconsolados devotos, a quienes publicó su visión o representación , en que se le había representado volando al cielo.

Pero en cuanto aquella dichosa alma sigue el camino, que nosotros no podemos seguir más que con el deseo, será bien que nos entretengamos en lo que pasó en la tierra. Alborotóse aquella multitud devota que aguardaba a ver lo que sucedía, y sucedió una conmoción universal, todos andaban y todos se paraban a cada paso en la iglesia, y en el colegio todo era hablar del padre, y todo preguntar lo que pasaba: en una parte la beata del Carmen refería su profecía; en otra su confesor publicaba la revelación de su gloria; aquí se acordaban de la devoción de Santa Úrsula; y allí su compañero repetía la imaginaria visión que había tenido, sin merecerla, Unos daban a los jesuitas la enhorabuena; otros pedían los diesen el pésame; lloraban todos la pérdida y a todos tenía poseído un singular gozo, y sin más libertad que la confusión, se llevaban los unos a los otros, todos anhelaban por ver, y aún por adorar el cadáver.

Hechos y milagros en sepelio del Padre Lanuza.

Los enfermeros, con prevenida disposición, se habían encerrado para que les diesen tiempo de vestir el cuerpo, y faltó poco para que forzando la puerta, les impidiesen su oficio; pero esta misma resistencia inquietó toda la casa, porque unos, por verle antes, y otros por no dejar de verle, ocuparon los tránsitos y muchos, por verle y venerarle más despacio, daban tiempo, ocupándose en los aposentos de los otros jesuitas. Esta confusión en el interior de la casa obligó al P. Preposito a disponer se bajase el cuerpo a la Iglesia, porque el concurso, que se preveía era menos inconveniente que el que se padecía, y mucho menor que el que se podía temer, debiéndose recelar que las mujeres rompieren la clausura, hasta que entonces habían tenido respeto. Esta resolución desahogó el interior de la casa, porque fueron muchos a coger lugar, y a otros rindió la cortesía, con que se les pedía dejasen libre el interior, cuando se les franquearía el depósito en la iglesia; pero lo que enteramente la desembarazó, fue ver que vestido ya, y compuesto en la caja, se conducía el cadáver, y como esta alhaja era la que deseaba el respeto, la veneración, el cariño y la ternura, todo el desembarazo en el interior de la casa fue el aumento de confusión en la iglesia; los jesuitas procuraron defender el cadáver, pero la devoción lo desnudó muy presto, dándose por dichoso quien lograba por reliquia algún pedazo del vestido; y no fue poco el cuidado y esfuerzo que costó, que no despedazasen el cuerpo, a que se atrevió la devoción, cortando algunos pedazos de carne; pero como los jesuitas eran bastantes en número, pudieron conseguir vestirle segunda vez.

Creyeron con esto contrastar  contra el ímpetu de la devoción, porque no sabían lo que sucedería lejos del féretro; y era que los que habían conseguido alguna reliquia, la daban a besar a los que no podían llegar; y este contacto logró por efecto, muchas instantáneas maravillas; estas obligaron a los demás a dar un asalto tan fuerte, que no sólo le hurtaron todos los vestidos, sino que abrazando el cuerpo desnudo le despedazaban: hurto que siendo tan sagrado, le excusaba la devoción de sacrilegio: varios jesuitas le libraron, recobrándole como pudieron, abandonando el féretro, que todo dividido en pequeñas astillas, le repartía entre sí la multitud; dispúsose otro y se previnieron las avenidas con guardas bastantes para defender los insultos; pero ni estas bastaron para impedir la rapiña, ni fueron suficientes para dar lugar a las exequias; estas se intentaron en repetidas horas del siguiente día, ideando las que más libres se juzgaron por más incómodas, hasta la resolución de tocar el oficio después de comer, creyendo que por hora en que está ocupada la gente en este ejercicio, evacuaría la iglesia; pero como a los concurrentes les importaba más que el comer el sanar, ni a aquella hora concedieron tiempo ni sosiego para esta religiosísima función, quizá con providencia del cielo, que explicó por este medio, que no necesitaba de sufragios aquella alma, por cuyos méritos Dios hacía tanto bien a los más necesitados.

Esta excusa tenía el pueblo en su concurrencia, porque a la verdad, fueron innumerables los prodigios con que Dios quiso ser este día glorificado en su siervo; diré alguno, no habiendo vida ni papel para referirlos todos.

Guillermo Dogana vivía mortificadísimo de una doble quebradura, cuyos dolores le imposibilitaban de ejercicio, y sobre dolorido se había reducido a mendigo; llegó a la iglesia, tuvo la fortuna de que otro le prestase un pedacito de la camisa que el Padre tenía en el féretro, y aplicada a la parte, le soldó instantáneamente, quedando fuerte y robusto para ganar con su oficio, que era de trabajo, la comida. 

Antonio Pifa padecía una fístula pútrida debajo del oído derecho; logró en el asalto un pedacito de la sotana del Padre, que aplicada a la fístula la cerró, dejando bueno al sujeto por largos años.

Cristina Cacabense, no pudiendo lograr reliquias, tocó al cuerpo unas flores, y con las flores un oído que tenía perdido, y aunque la flor por su olor es objeto del olfato, y por su hermosura de la vista, en esta ocasión, sino fue objeto de remedio, y milagro, porque al punto empezó a oír el murmullo y el clamor de los demás.

Cathalina Genovasia había dado a luz un infante con felicidad; pero cuando se creyó libre del parto, le sobrevinieron unos tan agudos y tan vivos dolores de vientre, que sin penetrar la causa, ni aún poderla inferir los médicos, la desahuciaron; en esta aflicción estaba al segundo día de su parto, cuando una vecina, lastimada del dolor y ansias de la enferma, le llevó una reliquia de la sotana del Padre, que había logrado en el segundo saqueo, y poniéndola sobre el vientre de la enferma, al punto, sin dolor alguno se aligeró un segundo feto que sentía, y arrojó en un monstruo vivo, con la cabeza muy semejante a un topo con dientes, que causaron admiración a la medicina no hubiese roído las entrañas.

Estas maravillas alborotaron la ciudad y nuestra iglesia, dice el P. Pozo, no era templo para orar, sino mercado de favores, en donde a poco precio se dispensaban milagros; y si en las ferias suelen los que venden pregonar sus mercaderías, en la iglesia todo era lastimosos tiernos gritos, en que los compradores pedían al precio de su fe milagros. Padre mío, clamaba uno, que me he vestido para besaros los pies, y para que me libertéis de estas tercianas. Padre santo, imploraba otro, remedio para mi hijo que se muere sin remedio, Padre Luis, decía otro, quitadme este continuo dolor. Padre Lanuza, gritaba otro, dadme vista; y si no todos, los más lograban hablar bien de esta feria, por lo bien que les iba.

Fue tan franca, que aun a quien no acudía a comprar, se hallaba feriados los milagros; así le sucedió a María de Judicis, que siete años antes había cegado de una fluxon tan acre, que se creía la había consumido los ojos: llovía cuando pasó por las puerta de la iglesia, y sin saber nada de lo que pasaba, la introdujo dentro quien la guiaba, para refugiarla del agua: oyó los clamores, supo la causa, entró en confianza, avivó su fe, y mandó la acercasen al féretro: consiguiólo a costa de no tan poco trabajo, y tentando, encontró con las manos del Padre, agarrólas con firmeza e imploró así: Padre santo, santo mío, no os he de soltar si primero no me concedéis la salud: fue estupendo el milagro, porque al punto vio, se le quitaron los continuos dolores que padecía en los ojos y empezó con otros muchos a clamar: Milagro, milagro del santo Lanuza.

Estos ecos llegaron a los oídos de una pobre doncella Ana Badulata, esta de su nacimiento había padecido agudos dolores de ojos, y tanto, que decía que le parecía le entraban espinas por las niñas; el corrimiento era continuo y sin alivio, añadiéndose la pena verse ciega por el largo tiempo de siete años: oyó el milagro, y con el deseo de otro semejante, rogó tanto a su madre la llevase a la casa profeta, que si bien esta no se rindió, por no llevara una ciega entre tanto concurso, su abuela, movida a compasión, le dijo: ven, que yo te llevaré, siquiera porque nos dejes; así lo hizo; pero presto se arrepintió, porque la iglesia estaba tan embarazada y tan impenetrable al concurso, que no juzgó posible que una muchacha ciega pudiese  conseguir llegar al féretro como deseaba; pero la ciega con su fe y con el brío de la mocedad, sin más tino ni guía, que dejarse llevar de las olas, consiguió acercarse al féretro, y tocó con las manos el ataúd, asióle bien y abriendo con el esfuerzo de una fe ciega, y de un deseo vivo los párpados, vio los pies del Padre; ya con esta certidumbre aplicó los ojos a los pies, que luego besó con ternura y levantando la cara, vio con distinción a todo el concurso, y todo el concurso vio sana a la que había llegado ciega, hacia el que la había de sanar.

Con estas maravillas no fue posible dar sepultura al cuerpo en todo el día, ni hubiera sido posible en muchos, si la Providencia no hubiese tenido a su favor las tinieblas de la noche, con cuya sombra, como era Moner el tropel de la gente, cuando se halló en un rato menos embarazada la iglesia, a costa de repartir mucha parte de los vestidos que el Padre tenía puestos, se consiguió depositarle entre los nuestros, sin que esta ocultación impidiese el curso de muchos milagros, que obraron por largo tiempo aquellas reliquias de sus vestidos, su memoria en los corazones de quienes le conocieron, su poderosa intercesión en sus devotos, y la fe en los que le invocaban: de estos prodigios se autenticaron muchos, y se pueden leer en la Vida, que difusamente escribió en latín el P. Andrés del Pozo, aunque en compendio y la trasladó el Padre Mathias Tanner sus varones ilustres: hace mención del Padre Luis de Lanuza el Menologio de la Compañía a los veinte y uno de octubre.






miércoles, 19 de septiembre de 2012

Iglesias y Conventos de Santa Úrsula en el Mundo


Este listado se irá actualizando a medida que se vaya obteniendo más información.

  En Alemania:
• Iglesia de Santa Úrsula en la ciudad de Colonia, Renania del Norte-Westfalia. Esta iglesia tiene el rango de Basílica y guarda los restos de Santa Ursula y de sus compañeras mártires,
• Iglesia de Santa Úrsula, en la ciudad de Augsburgo, Baviera,
• Iglesia de Santa Úrsula, en la ciudad de Oberursel, Darmstadt.
St.-Ursula-Gasse, 61440
Oberursel
En El Salvador:
• Iglesia de Santa Úrsula en Jicalapa, Depto. La Libertad.

En Eslovenia:
• Iglesia de Santa Úrsula en Setnica, Dovrova-Polhov Gradec.
• Iglesia de Santa Úrsula en Bojtina.
• Iglesia de Santa Úrsula en Monte Gora, Región de Karinthia-Savinja.

  En España:
• Iglesia de Santa Úrsula (B.I.C. 07/02/1986), católica, en Adeje, provincia de Santa Cruz de Tenerife,
• Iglesia de Santa Úrsula, católica, en la parroquia de Carrandi (concejo de Colunga), Principado de Asturias,
• Iglesia de Santa Úrsula (B.I.C. 2006), católica, en la localidad de Santa Úrsula, provincia de Santa Cruz de Tenerife,
• Iglesia de Santa Úrsula, católica, en la ciudad de Toledo, provincia de Toledo,
• Iglesia de Santa Úrsula, católica, en la ciudad de Valencia, provincia de Valencia,
• Convento de Santa Úrsula, católico, en Salamanca.
• Convento de Santa Úrsula, católico, en Toledo.
• Convento de Santa Úrsula, católico, en Jaén.
• Convento de Santa Úrsula, católico, en Alcalá de Henares.

En Estados Unidos:
• Iglesia de Santa Úrsula en Allison Park, Pensilvania.
3937 Kirk Avenue,
Allison Park, PA 15101
• Iglesia de Santa Úrsula en Baltimore, Maryland.
8801, Harford Road,
Baltimore, MD 21234
• Iglesia de Santa Úrsula en Fountain Hill, Pensilvania.
1300 Broadway,
Fountain Hill, PA 18015

• Iglesia de Santa Úrsula en Mount Vernon, Nueva York.
214 East Lincoln Avenue
Mount Vernon, NY 10552

En Filipinas:
• Iglesia de Santa Úrsula, en el municipio de Binangonan, Isla de Luzón.

En Finlandia:
• Iglesia de Santa Úrsula, en Kuovola.

 En Holanda:
• Iglesia de Santa Úrsula, en el municipio de Warmenhuizen, Holanda Septentrional,

En Islas Virgenes:
• Iglesia de Santa Úrsula en Virgin Gorda. Administrada por the Divine Word Missionaries.
P.O. Box 64, The Valley
Virgin Gorda, British Virgin Islands
 En Italia:
• Iglesia de Santa Úrsula, en la ciudad de Roma,
• Iglesia de Santa Úrsula en Erice, Sicilia.
• Iglesia de Santa Úrsula en Catania. 
• Convento de Santa Úrsula, en Florencia.

En Malta:
• Convento de Santa Úrsula, La Valleta, Malta.

 En México:
• Iglesia de Santa Úrsula, en la ciudad de Cosalá, estado de Sinaloa,
• Iglesia de Santa Úrsula Xitla, Tlalpan, D.F.
Panteón 2 esq. Santa Úrsula
Col. Santa Úrsula Xitla C.P. 14420
• Iglesia de Santa Úrsula Col. Santa Úrsula Coapa, Coyoacán, D.F.
Calz. México Tlalpan Km. 14
Col. Santa Úrsula Coapa C.P. 4350
Del. Coyoacán
 En Perú:
• Iglesia de Santa Úrsula en Tagre.
• Iglesia de Santa Úrsula en Viraco.
 
En República Checa:
• Iglesia de Santa Úrsula, en la ciudad de Praga,

En Rumania:
• Iglesia de Santa Úrsula en Sibiu. Griego-católica.

En Suiza:
• Catedral de Santa Úrsula en Solothurn. Tiene 11 altares y 11 campanas.
• Iglesia de Santa Úrsula, Berna. Iglesia anglicana,


Santa Ursula en el Museo del Prado, Madrid


El Museo Nacional del Prado, en Madrid, España, es uno de los más importantes del mundo, así como uno de los más visitados (el undécimo en 2010).

Singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI al XIX, su principal atractivo radica en la amplia presencia de Velázquez, El Greco, Goya (el artista más extensamente representado en la colección), Tiziano, Rubens y El Bosco, de los que posee las mejores y más extensas colecciones que existen a nivel mundial,  a lo que hay que sumar destacados conjuntos de autores tan importantes como Murillo, Ribera, Zurbarán, Rafael, Veronese, Tintoretto o Van Dyck, por citar sólo los más relevantes.

La colección de pintura del Museo sobrepasa las 8.600 obras. De ellas, poco más de 3.000 proceden de la Colección Real, algo más de 2.000 del Museo de la Trinidad y el resto, más de 3.500, del fondo denominado de Nuevas Adquisiciones, en el que se integran también las que realizó el Museo de la Trinidad y las pinturas que recibió en 1971 del Museo de Arte Moderno.




Las siguientes cuatro obras de arte sobre la vida de Santa Ursula son de autor anónimo, fechadas entre 1425 y 1450, realizadas con la técnica de al temple sobre tabla y su estilo es el de la escuela española. Los cuatro cuadros proceden del Convento de San Pablo de los Dominicos, Palencia; Antonio Gorostiza, Bilbao; Adquisición Fondos Legado Villaescusa, 1992. Proceden de la Iglesia de San Pablo en Palencia, donde constituían el cuerpo superior del Retablo de Santa Úrsula.


Num. de catálogo: P07630
Título: Petición de mano de Santa Úrsula
Soporte: Tabla
Medidas: 99,5 cm x 43,5 cm
Expuesto: Si
 

 

Num. de catálogo: P07631
Título: El embajador de Inglaterra da cuenta a su rey de los acontecimientos de su misión
Medidas: 99,5 cm x 45 cm
Expuesto: No
 
 

 
Num. de catálogo: P07632
Título: Bautismo de Conan en presencia de Santa Ursula y su padre
Medidas:100 cm x 47,5 cm
Expuesto: No
 


Num. de catálogo: P07633
Título: Llegada a puerto de la nave de Santa Ursula y sus compañeras
Medidas: 100 cm x 44,5 cm
Expuesto: Si

Los cuatro cuadros anteriores poseen características, propias del estilo internacional, similares en pintores de regiones distintas y distantes, justifican que antes de confirmarse su origen palentino se consideraran valencianas. El autor sigue la Leyenda dorada de Jacobo de Vorágine (siglo XIII). Cada historia, traducida con colores brillantes, abundante oro y en diferentes escenarios, muestra a sus protagonistas con formas esbeltas de tendencia curvilínea y ricos vestidos a la moda.




Num. de catálogo: P00050
Autor: Bellini, Giovanni (y taller)
Título: La Virgen con el Niño entre dos santas
Cronología: Hacia 1490
Técnica: Óleo
Soporte: Tabla
Medidas: 77 cm x 104 cm
Escuela: Italiana
Tema: Religión
Expuesto: Si
Procedencia: Colección Real (colección Carlo Maratti, Roma, 1712; adquirida por Felipe V, 1723, nº 173; col. Felipe V, Palacio de La Granja de San Ildefonso, Segovia, pieza de la chimenea, 1746, nº 341; La Granja, 1794, nº 341; La Granja, 1814-1818, nº 341).
La Virgen sostiene en su brazos al Niño Jesús flanqueada por dos santas en una Sacra Conversación. La santa de la izquierda se ha identificado como Santa Catalina y la de la derecha como Santa Úrsula, que porta la flecha de su martirio, pero para otros estudiossos, se podría tratar de Santa María Magdalena. Excepto la figura del Niño, las demás se representan de tres cuartos sobre un fondo de cortinaje verde.
Esta obra perteneció a la colección de Felipe V (1683-1746).




Ángel de la guarda con los santos Ursula y Tomas (Madrid, Museo del Prado) Oleo pintado por Francesco detto del Caravaggio. Vemos a la santa atravesado su cuello por una flecha mortal.
La influencia de Caravaggio se puede detectar en las pinturas realizadas por Cecco del Caravaggio, uno de los talentosos discípulos de Caravaggio.
Mancini, en sus 'Considerazioni sulla Pittura' de c. 1620, menciona a 'Francesco detto del Caravaggio' como un amirador e imitador de Caravaggio. En un documento de 1619 a 'Cecco' - una abreviación de Francesco - aparece registrado entre los artistas franceses que trabajaban con Tassi en Bagnaia en 1613-15. Por l otanto, se consiuera que Cecco era francés (o al menos del norte), lo que es apoyado por su estilo duro, grueso y realista, con expresiones faciales exageradas y elaborados detalles de sus naturalezas muertas. Sus obras son datables alrededor de 1610.




martes, 18 de septiembre de 2012

Municipio Santa Ursula, Tenerife

Bandera y Escudo del Municipio de Santa Ursula en Tenerife
 
Escudo heráldico.
Aprobado por Decreto 399/1962 de 15 de febrero (Boletín Oficial del Estado de 23 de febrero de 1962) De plata, la imagen de Santa Úrsula, acompañada de dos palmeras, todo en su color. Al timbre, corona real abierta.El escudo muestra a la santa que da nombre al municipio, con las palmeras como alusión a la vegetación característica del paisaje tinerfeño.
 
 
Bandera del Municipio
. Comúmente, se usa una bandera blanca con el escudo municipal en el centro. Sin embargo, en el Museo Militar de Canarias se conserva una bandera también blanca y con el escudo, pero con unas franjas rojas diagonales.

Santa Úrsula es un municipio español perteneciente a la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Canarias). Con una superficie de 22,59 km² y una población de 14.143 habitantes (2010), se sitúa en la vertiente norte de la isla de Tenerife.


Ubicación de Santa Úrsula con respecto a España.
 
 
Ubicación de Santa Úrsula en la provincia de Santa Cruz de Tenerife
 
Historia y geografía

Chimaque es una palabra de origen guanche cuyo significado es "fuente de vida" y era la denominación que recibían las tierras situadas entre los municipios de La Orotava y La Victoria de Acentejo. La abundancia de agua existente en las zonas altas del municipio es la que daba nombre a esta zona. Fue después de la conquista cuando se le dio el nombre de Santa Úrsula a este municipio. Recibió este nombre en homenaje a la virgen y mártir bretona Úrsula/Orsola fallecida en Colonia (Renania del Norte-Westfalia, Alemania) en 451, tal vez fue por la devoción del alcalde Alejo Pérez (1587) a Santa Úrsula pues tenía una hija con ese nombre. Su devoción le llevó a ceder un terreno para la edificación de la parroquia.

Su núcleo capitalino se encuentra ubicado a 283 metros sobre el nivel del mar, destacando la Morra de Isarda (1.720 m) y la Morra de Itote (1.794 m) constituyendo los puntos más sobresalientes del municipio.

Santa Úrsula se encuentra situada en el extremo oriental de la Cordillera Dorsal en la llamada Comarca de Acentejo, formada por los municipios de La Victoria, La Matanza de Acentejo, El Sauzal y Tacoronte. Como la mayoría de los municipios de la vertiente norte de esta isla, se extiende de cumbre a costa y es, a su vez, atravesado por diversos barrancos. Su abrupta costa abarca el espacio comprendido entre la Punta del Viento y la del Ancón. En la cumbre limita con los municipios de Arafo y Candelaria, al oeste con La Orotava, por medio del Barranco del Pinito, y al este con el municipio de La Victoria, separados por medio del Barranco Hondo.

Sus grandes pendientes son características, sobre todo, en los sectores de cumbre y medianías, tendiendo a suavizarse, como es lógico, a medida que nos acercamos a la costa. Su costa es abrupta y acantilada, sólo posee dos pequeñas calas, situadas en Santa Ana y el Charco del Negro. La costa, además, tiene un desarrollo relativamente corto tan sólo con unos tres kilómetros de acantilado, estando actualmente declarado Paisaje Natural Protegido Costa de Acentejo, Ley 12/1994, de 19 de diciembre de Espacios Naturales de Canarias.

Entre otras figuras de protección existentes en el municipio destacan el Paisaje Protegido de Las Lagunetas, la Reserva Natural Especial de Las Palomas y el ya mencionado Paisaje Protegido de la Costa de Acentejo.

Estos ricos ecosistemas y espacios protegidos conforman un atractivo lugar para el desarrollo de actividades en contacto con la naturaleza, siendo en algunos casos complementadas con senderos, convirtiéndose los mismos en punto de visita para los turistas.

Cabe mencionar que a pesar de que el municipio cuenta con varios kilómetros de costa, tan solo cuenta con una playa, Playa Santa Ana. Esto es debido a que la costa de esta zona de la isla está compuesta por grandes acantilados.


Ayuntamiento de Santa Ursula

Iglesia de Santa Úrsula


La Iglesia de Santa Úrsula, situada en el término municipal de Santa Úrsula, isla de Tenerife (Canarias, España), es un templo de una sola nave y planta de cruz latina, con capilla mayor y dos laterales separadas por arcos de cantería. Su fachada de cantería ofrece portada de medio punto entre pilastras cajeadas toscanas y remate con arquitrabe, friso liso y frontón triangular inscrito en hastial diédrico con un reducido óculo en el vértice. La espadaña anexa es reciente con un doble arco de medio punto y remate de frontón con bolas en los vértices. La cubierta es de teja árabe a dos aguas de triple rosca. La fachada lateral a la plaza cuenta con una segunda portada de medio punto en cantería y una ventana acristalada; mientras que el ángulo generado por la capilla de la Epístola aparece ocupado por el cuerpo de la casa parroquial, en un lenguaje anodino.
La cubierta de teja árabe a dos aguas y triple rosca ocupa el buque del templo, mientras que en las capillas laterales es a cuatro aguas. Adosada a la fachada norte se construye en 1993 una torre de nueva fábrica en cantería vista, salvo su remate.


En el interior, la nave muestra un artesonado de par y nudillo, con seis tirantes y decoración geométrica, y un arco toral en cantería sobre capiteles jónicos que da paso al crucero. La capilla mayor y las laterales poseen techumbre ochavada con decoración geométrica. La sacristía se localiza tras la capilla mayor.
De esta iglesia iniciada en el siglo XVI, reformada y ampliada en el siglo XVII, cabe resaltar la decoración de la portada, siendo un ejemplo de las pautas tradicionales de la edificación religiosa en Canarias.



Fiestas patronales en honor a Santa Ursula.

Los principales actos festivos se desarrollan del 16 al 24 de octubre en honor a Santa Úrsula Virgen y Mártir y Nuestra Señora del Rosario, Iniciando con un acto, que se realiza frente al Ayuntamiento santaursulero –y desde cuyo balcón se leer el discurso de apertura de los festejos- y luego se presenta a las candidatas y candidatos que optarán en el transcurso de los festejos título de Miss y Míster Santa Úrsula en las categorías infantil, adulta y tercera edad.

Como ya es tradicional cada año, uno de los primeros eventos en celebrarse es el encuentro de mayores de Santa Úrsula, que tiene lugar el segundo domingo 10 de octubre en el pabellón cubierto Fernando Luís González –en la calle Tosca de la Iglesia del casco santaursulero-, donde se dan cita alrededor de quinientas personas para disfrutar de una jornada de convivencia que incluiye un almuerzo, actuaciones, sorteos y baile.

El tercer sábado de octubre, por la noche tiene lugar la gala de elección de la Miss y del Míster Santa Úrsula, títulos a los que optan 6 chicas y 6 chicos, respectivamente. La velada cuenta con la participación de las escuelas municipales de baile y percusión,

El tercer domingo de Octubre, a partir de las cinco de la tarde, inicia el turno de la gala de elección de la 1ª Dama y del Caballero de Santa Úrsula de la 3ª Edad, títulos al que se presentan 4 y 4 aspirantes, respectivamente. Para esta actividad siempre hay actuaciones de numerosos solistas canarios y de la escuela municipal de bailes latinos .

Dentro del programa de las fiestas santaursuleras predominan las actividades deportivas, desarrollándose una quincena de actos entre torneos, campeonatos, talleres, exhibiciones, encuentros y pruebas deportivas de todas las categorías. De ese calendario son destacables el XI Encuentro Regional de Tecnificación y Promoción de las Escuelas de Ciclismo, la Milla Urbana de Santa Úrsula y el VI Open de Bádminton (categorías 1ª y 2ª división). Otras citas relevantes son el Torneo de Bádminton y la Maratón de Deportes de Mesa (ajedrez, dominó y envite .

Juegos y talleres infantiles, verbenas, exhibiciones, ruta de la tapa, actos religiosos y una exposición de pintura completan el programa de las fiestas patronales de Santa Úrsula del que se editan 4.000 ejemplares que son distribuidos por todos los barrios del municipio.

En la víspera del DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO, se realiza la celebración de la eucaristía. A su término, procesión claustral del Santísimo Sacramento con la Hermandad del Santísimo Sacramento.

 El día domingo por la mañana, des[ués de la misa, se organiza una Diana Floreada por las calles del casco del Municipio y a su término Churros con Chocolate frente al Ayuntamiento.
Por la noche del DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO se realiza la solemne celebración eucarística con la participación de la Coral Parroquial de Santa Úrsula. Al término de la celebración tiene lugar la procesión con las veneradas imágenes de Ntra. Sra. del Rosario y de Santa Úrsula, acompañada por la A.M.C. Ernesto Beteta de Santa Úrsula. A su término se ofrece a los asistentes una velada pirotécnica.

 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...