Lapida

Lapida
Lápida en Basílica de Santa Ursula en Colonia, Alemania

domingo, 2 de septiembre de 2012

Los Gozos de Santa Ursula


¿Qué es un Gozo?
(Material tomado parcialmente del blog: http://gogistesvalencians.blogspot.com/)

Los Gozos, Goigs o Gojos, son composiciones poéticas populares que se cantan en honor de la Virgen, Cristo o los santos. Se cantan en el marco de un acto religioso importante como es una Misa de fiesta mayor , una procesión o bendición de una imagen, etc,... Su finalidad consiste en dar gracias por bienes recibidos o como plegaria para una petición de protección contra los males.

De carácter oral o escrito , su origen arranca en la Edad Media y se plasman en muchos casos en documentos de gran valor artístico.
 


G O Z O S
A LA GLORIOSA SANTA URSULA VIRGEN y MARTIR.
Venerada en su Convento de Religiosas Agustinas de Valencia.

Santa Úrsula bendita,
virgen invencible y fuerte,
ayudad a vuestros devotos
en la vida y en la muerte.
De vuestro real nacimiento
heredaste en juventud
mayorazgo de virtud,
limpieza y recogimiento:
guió el cielo vuestro intento,
porque con su luz se acierte;
ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
Vuestra hermosura dichosa
prendió un infiel tirano,
negasteis vos la mano,
para darla a Dios por esposa:
por El fuisteis más hermosa,
y de más dichosa suerte;
ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
Con espíritu divino,
once mil doncellas fueron
las que por vos conocieron
el verdadero camino:
de este escuadrón peregrino
fuisteis capitana fuerte,
ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
Con tan lucido escuadrón
surcáis de Bretaña el mar,
para mejor enseñar
la cristiana perfección:
de cuya predicación
mayor fervor se despierte,
ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
A las riberas famosas
de Colonia os echó el mar,
donde quiso Dios trocar
las azucenas en rosas;
porque del martirio hermosas
ricas guirnaldas concierte,
ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
Ante el conspecto* adorable
de Dios fueron ofrecidas
con la vuestra, once mil vidas
en sacrificio admirable:
de la pena intolerable
en corona se convierte,
ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
Pues en la suprema esfera
gloriosamente triunfáis,
y entre los santos gozáis
paz segura y gloria entera:
en la hora postrimera
alcanzadnos buena suerte;
ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
BUELTA
 Santa Úrsula bendita, virgen invencible y fuerte, ayudad a vuestros devotos en la vida y en la muerte.
v. Ora pr nobis, Santa Úrsula.
r. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
OREMUS
Da nobis, quaesumus Domine Deus noster, Sanctae Virginis, & Martyris tuae Ursulae palmas incessibili devotione venerari; ut quam digna mente non possumus celebrare, humilibus saltem frequentemus obsequiis. Per Christum Dominum nostrum. Amen.
OREMOS
Concédenos Señor, Dios nuestro, la gracia de reverenciar con devoción constante las victorias de tu santa virgen y mártir Ursula, para que ya que no podemos solemnizar dignamente su triunfo, a lo menos las rindamos humildemente nuestros frecuentes respetos: Por nuestro Señor Jesucristo, amén.
*Aspecto, presencia, vista.
 

Goigs de santa Úrsula, la seva festa és el dia 21 d'octubre

en Catalán
en Español
 
Pues de nuestro Redentor
sois esposa consagrada:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
Vuestra patria es Inglaterra,
y es real vuestra nobleza:
vuestra virginal pureza
a todo el infierno causa guerra;
por el cielo y la tierra
celebran vuestro valor:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
De once mil vírgenes eres guía;
llevaréis la bandera
entre todas la primera.
mostraréis gran valentía:
la casta tropa seguia
vuestro ejemlo y gran fervor:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
Venían tantas doncellas
para poblar parte de la Francia;
y una tempestad os lanza al Rhin,
más siendo vos entre ellas
lo que es el sol entre las estrellas
dabais gran resplandor:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
Por divina voluntad
llegaron a las manos
de los pictones soldados del tirano
los cuales con gran crueldad,
de vuestra virginidad
querían robar la flor:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
Exhortáisteis con gran celo
a todas, para que diesen
la sangre, y la derramasen
por el Creador de los cielos;
pero los pictones crueles
os mataron con furor:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
De once mil sólo una falta
Córdula atemorizada;
la cual permanece escondida
se presenta al día siguiente
para también su vida donar
muriendo por su Creador:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
En Colonia sepultados
están vuestros sagrados huesos;
ni permita Dios, que otros cuerpos
allí sean enterrados:
prque luego son lanzados
de la tierra con gran horror.
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
Tal fué la dicha y la suerte
de tropa tan dichosa:
que en la gloria ya reposa
en eterno y seguro puerto:
en la hora de la muerte
a los devotos dáis favores:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
De vuestro amparo logramos
pidiéndole con confianza:
la salvación siempre alcanzamos
porque siempre confiamos:
cuanta lluvia necesitamos
vos la alcanzáis del Señor:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
Vuestras reliquias honramos
todos los de esta parroquia:
hizo que la piedra no toquen,
ni seamos heridos del rayo:
lograremos lo que esperamos
porque pedimos de Corazón:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
Pues de nuestro Redentor
sois esposa consagrada:
Ursula de Dios amada
alcánzanos su amor.
 
v: Adducentur regi virgines post eam:      r: proximae eius afferentur tibi in laetitia.

La llevan ante el rey con séquito de vírgenes:      las traen entre alegría y algazara
 
OREMUS
Da nobis, quaesumus Domine Deus noster, Sanctae Virginis,& Martyris tuae Ursulae et sociarum ejus palmas incessibili devotione venerari; ut quam digna mente non possumus celebrare, humilibus saltem frequentemus obsequiis. Per Christum Dominum nostrum. Amen.
OREMOS
Concédenos Señor, Dios nuestro, la gracia de reverenciar con devoción constante las victorias de tu santa virgen y mártir Ursula y compañeras, para que ya que no podemos solemnizar dignamente su triunfo, a lo menos las rindamos humildemente nuestros frecuentes respetos: Por nuestro Señor Jesucristo, amén.
 

Goigs de santa Úrsula i de sant Pròsper, la seva festa és el dia 21 d'octubre

en Catalán
 
 

Liturgia Popular: LOS GOZOS



Los gozos son una forma de liturgia popular practicada en actos de devoción colectiva, que alaban las excelencias de la Virgen, de Nuestro Señor, o de los Santos, pero siempre tratándose de una devoción concreta. Estos son un género poético de raíz medieval ya documentados en la Crónica de Ramón Muntaner y que han confiado su supervivencia no solamente en la memoria colectiva sino también en la estampa o documentos que las contenían. El canto de estos gozos es una de las prácticas religiosas más genuinas por provenir del pueblo e hizo posible el mantenimiento de la lengua materna en los siglos de la decadencia, ya que la casi totalidad de los pueblos de Cataluña y Valencia los adoraban con vocación. Además, la zona de Aragón y las Islas Baleares cuentan también con una importante tradición en el canto de los Gozos devocionales y, en menor medida , también en el resto de España.

Origen

Desde el principio de los tiempos las creencias y devociones ancestrales que han definido a los grupos sociales y la forma en que los han manifestado han ido con frecuencia acompañadas de cánticos. La costumbre de cantar los gozos para implorar la protección divina tiene una tradición antiquísima y anclada en el medievo , creyéndose que el primero de ellos fue valenciano como sostiene el erudito Alvar Monferrer. En cambio, la aparición de la mayor parte de los gozos tienen lugar en los siglos XVII y XVIII; el pueblo los aprendía de memoria y repetía su canto en las solemnidades adecuadas. Normalmente todas las festividades contaban con sus gozos propios y melodías diferentes. Las letras son siempre de origen erudito y narran la vida o milagros de los santos celebrados. Los gozos suelen ser de autor anónimo, aunque algunos poetas profesionales también han dejado escritos algunos pero la mayoría eran debidos a autores más o menos expertos y, sobre todo, a los rectores del pueblo.
 

 

Poema de Luis de Camoes. El Martirio de Santa Ursula.



Luís de Camoes
 
Luís Vaz de Camões o Camoens (Lisboa,c. 1524 — Lisboa, 10 de junio de 1580) fue un escritor y poeta portugués, generalmente considerado como uno de los mayores poetas en lengua portuguesa; también escribió algunos sonetos en castellano.

Se le considera el mayor poeta portugués, situándose su obra entre el clasicismo y el manierismo. Algunos de sus sonetos, como el conocido Amor é fogo (Amor es fuego), por el uso de las paradojas, anuncia ya el barroco que se aproximaba.

El Premio Luis de Camoes es el más importante en lengua portuguesa. Fue instituido en 1988 por los gobiernos de Brasil y Portugal.
Petrarca había sido entre los italianos el que más había contribuido, por sus trabajos literarios y por sus composiciones líricas, a dar al idioma italiano las gracias de la poesía antigua, y a añadirle otras propias de su tiempo. Podemos comparar, pues, las poesías de Camoëns con las composiciones líricas del Petrarca, que son las que constituyen la fama de este autor, y haciéndolo así, estoy persuadido de que las personas imparciales no creerán que las composiciones del poeta portugués sean inferiores a las del italiano.
Éste vivió feliz, rico, estimado y buscado de los grandes, residiendo en las cortes o en una buena casa de campo, en el país más bello y civilizado del mundo; y cultivó las letras sosegadamente en los intervalos de los negocios. Camoëns, por el contrario, vivió pobre, perseguido, desterrado; y pasó la mejor parte de la vida lejos de su patria, por climas feroces, pudiendo apenas dar al estudio algunos momentos, substraídos a la tumultuosa ocupación de las armas, y acibarados con el disgusto de verse mal recompensado, y aun maltratado por sus ingratos compatriotas. Adviértase además que el Petrarca tuvo tiempo para corregir, perfeccionar y publicar él mismo sus poesías, lo que no sucedió a Camoëns. ¿Cuánto debemos, pues, ensalzar el ingenio de este poeta, cuando a pesar de tantas desventajas, observamos que él no es inferior, antes bien es superior al primer poeta que ha tenido la Italia en este género?
No se olvidó Camoëns del estilo y géneros de la poesía nacional; pues de uno y otro nos dejó modelos bellísimos. Las redondillas que escribió después de su naufragio son una linda paráfrasis del salmo 136. Es imposible hacer cosa mejor en este género. Compuso también por el mismo estilo algunos cantares, motes, glosas, etc., que por la naturalidad de los pensamientos y por la dulzura y gracia del estilo, deben desarmar toda crítica.
El martirio de Santa Úrsula, rasgo épico, en que reunió todo lo que las leyendas decían sobre las once mil vírgenes, debe interesar a toda clase de lectores, tanto por las bellezas con que supo hermosearlo, como por el lenguaje verdaderamente poético en que está escrito.

El martirio de Santa Úrsula
Rasgo épico.
 
 
De una hermosa doncella desposada,
 Que de otras once mil, también hermosas,
 Entró en el claro Olimpo acompañada,
 Con coronas de lirios y de rosas;
 De su divino esposo tan prendada
 Que a todas de él las quiso hacer esposas,
 Amor, vida y martirio cantar quiero,
 Fiado en el favor que de ella espero.

Alcanza, Úrsula bella (que delante
 De tan bello escuadrón fuiste por guía),
 De tu amado Jesús, que de ti cante
 El amor suyo que en tu pecho ardía.
 Mi verso en loor tuyo se levante,
 ¡Oh cristífera, heroica compañía!,
 Demostrándose aquí tan soberano,
 Cuanto el divino amor vence al humano.

 Y vos, única Madre y Virgen pura,
 Pues sois de las que este orden escogieron
 Y fuisteis, sois, seréis guarda segura
 De las que a Dios pureza le ofrecieron,
 Dadme en este cantar mejor ventura
 Que las Musas gentílicas me dieron;
 Vuestras siervas serán de mí servidas,
 Y cantadas sus muertes y sus vidas.
 
Serenísima Infanta, producida
 Del gran tronco real, sublime planta;
 En el nombre, en las obras y en la vida
 Retrato natural de Úrsula santa;
 De esta Virgen, de príncipes nacida,
 Dignaos de escuchar lo que se canta;
 Prestad vuestra atención a tal sujeto,
 No pierda su valor por mi defeto.
 
 Al tiempo que Ciriaco ocupaba
 La silla de San Pedro el Pescador,
 Y con sana doctrina apacentaba
 Las ovejas de Cristo, Buen Pastor;
 Tuvo Bretaña un rey, que profesaba
 La ley que le dio al mundo el Redentor:
 Rey justo, rey piadoso, rey devoto,
 Que unos llamaban Mauro y otros Noto.
 
 De virtudes ejemplo nuevo y raro,
 En edad y belleza florecía
 Úrsula, por quien Noto era más claro
 Que por todo el poder que poseía;
 Con quien no quiso ser el cielo avaro,
 Con quien todas sus gracias repartía;
 Instruida, prudente, honesta, hermosa,
 De padre tan dichoso hija dichosa.
 
 La que va por los aires con presteza
 Volando con mil alas que abre y cierra,
 Y con una increíble ligereza
 Con otros tantos pies corre por tierra:
 La que habla tanto, y que jamás tropieza
 En ver si en lo que dice acierta o yerra,
 Y de una en otra boca se derrama;
 Aquella, en fin, a quien llamamos fama,
 
Iba por todo el mundo celebrando
 A la doncella noble, fiel, cristiana,
 Sin límite ni modo ponderado
 La sin par belleza soberana:
 Y aun más que la belleza iba elogiando
 El alma más divina que no humana;
 Pues que de ambas a dos decía tanto
 Que a unos movía a amor, a otros a espanto.
 
Oyendo muchas veces sus loores,
 Por nunca quiso haber a esta señora
 Un rey del pueblo inglés, pueblo de errores
 Que era entonces gentil y es ciego ahora.
 Abandona el error de tus mayores,
 ¡Pueblo desventurado!, que ya es hora,
 Y vuelve a tu pastor, pobre ganado,
 Mira que vas sin él muy mal guiado.
 
Un hijo de este rey (de quien decía
 Que de Úrsula ser suegro deseaba),
 Movido del rumor que de ella oía,
 De la doncella fiel se enamoraba;
 Su corazón y su alma le ofrecía
 Día y noche por ella suspiraba;
 Suspiraba él por ella, ella suspira
 Por otro amante a cuyo amor aspira.
 
 Envía el rey inglés embajadores
 Con pompa regia y lustre suntüoso
 (De su reino los grandes y señores)
 A Noto, rey que es menos poderoso.
 Pídele la hija bella (que en amores
 Ardía toda del celeste esposo)
 Para esposa del hijo, que sabía
 Que ya de amores de ella todo ardía.
 
 Hállase el rey bretón en riesgo urgente,
 Con la nueva embajada de Inglaterra:
 Recela que sí a ella no consiente
 El gentil va a moverle cruda guerra;
 Porque siendo más rico y más potente,
 Tanto en el ancho mar como en la tierra,
 Si despreciado llega a ver su ruego,
 Le arruinará el país con hierro y fuego.
 
 Con este no infundado pensamiento
 De que puede perder su señorío,
 Melancólico andaba y descontento,
 Y de consuelo y de placer vacío:
 Aprobar no podía el casamiento
 De una fiel fiel con el gentil impío;
 Pues ni su santa ley lo permitía,
 Ni Úrsula fiel en ello convendría.
 
Estando puesto el padre en tal apuro,
 Úrsula, por los cielos inspirada,
 La dice que tranquilo esté y seguro,
 Y que responda luego a la embajada:
 «Que si el amor del príncipe es tan puro
 Que a su hija quiere ver con él casada,
 Ante todo le envíe diez doncellas
 Las más nobles del reino y las más bellas.
 
»Que dé otras mil a cada virgen de éstas,
 Y que a Úrsula otras mil también daría,
 Todas de ilustre sangre y muy honestas,
 Con lo cual once mil completaría:
 Que retardase las nupciales fiestas
 Treinta y seis meses, además quería;
 Y le enviase naves, en que todas
 A Roma fuesen, antes de las bodas.»
 
 Quería prometer virginidad
 En Roma al sumo Dios, con voto eterno,
 Consagrándose a aquella potestad
 Que gobierna los cielos y el infierno;
 Y que abnegase la gentilidad
 El que quería ser de Noto yerno;
 Siendo en todo este tiempo adoctrinado
 En la ley de Jesús, y bautizado.
 
A su padre le encarga que expresase
 Aquestas condiciones claramente,
 Y sin otra respuesta despachase
 La embajada del rey inglés potente.
 O porque ella creyó que no aceptase
 Propuesta tal el príncipe impaciente,
 O porque conoció que así daría
 Las once mil al Dios áquien servía.
 
 ¡Oh providencia excelsa y soberana,
 Cuán grande es tu saber, cuán elevado!
 ¡Cómo confundes de la mente humana
 El dictamen más sabio y acertado!
 El príncipe abrazó la fe cristiana,
 De la hermosa doncella enamorado;
 A cuanto manda la doncella él cede,
 Y el rey su padre todo lo concede.
 
 Para ti, virgen bella, virgen blanda,
 Con no vista jamás velocidad
 Juntas se vían de una y otra banda
 Señoras nobles y de tierna edad.
 Colocar en los buques el rey manda
 La flor de la pureza y castidad:
 Ya hacia Bretaña marchan las doncellas;
 El corazón del novio va con ellas.
 
 Ya van a tomar puerto do esperaba
 Úrsula, alborozada en gran manera,
 Que para recibirlas allí estaba,
 No cual señora, mas cual compañera.
 Cuán falsa era su ley les demostraba,
 Y la ley de Jesús cuán verdadera:
 Y se van bautizando aquellas damas,
 Que damas de Jesús tú, Úrsula, llamas.
 
 La fama, que no sabe reposar,
 Vuela de reino en reino muy ligera;
 Y a ver aquel prodigio singular,
 La Francia y la Alemania se acelera:
 Quién va a servir y quién va a acompañar
 La virgen, de rey hija y de rey nuera;
 Muchos obispos marchan de Bretaña;
Pactolo hasta la muerte la acompaña.
 
 Gerasina la reina de Sicilia,
 Por ir con tal doncella, abandonara
 El trono que heredó, y con su familia
 Y todas sus cuatro hijas se embarcara;
 Van Victoria, Juliana, Áurea, Babilia,
 Y el príncipe real también marchara:
 Y bien pueden las reinas ir contigo,
 Cuando el Rey de los cielos es tu amigo.
 
 Ya marchan las hermosas peregrinas
 Con las manos al cielo levantadas;
 Ya dividen las ondas cristalinas
 Las naos, que de hermosura van cargadas.
 ¿Cuándo, decid, ¡oh aguas Neptuninas!,
 Fuisteis de tal belleza navegadas?
 Desde que el continente descubristeis
 A flota tal jamás camino abristeis.
 
Con el viento igual siempre y la mar mansa,
 Va la flota derecha y sin rodeo:
 A Cicla llega, y aunque no se cansa,
 Allí quiere tomar algún recreo.
 Pero de Úrsula el pecho no descansa;
 Cuidadosa del fin de su deseo,
 Las anclas manda alzar, soltar el lino,
 Y dar de nuevo al mar el frágil pino.
 
 El viento fuerza y brío va tomando
 De las doncellas que le están fiadas:
 Con tal prosperidad van navegando,
 Que ya os dejan atrás, aguas saladas,
 Y en las dulces del Rhin están entrando,
 Donde tienen sus vidas limitadas:
 Allí una ciudad ven sobre la arena,
 Que de verlas morir no tuvo pena.
 
¡Ah cruel Colonia! ¿cómo no te encubres
 A tan hermosos ojos, que seguros
 Las altas torres vían, que descubres
 Con los palacios y los fuertes muros?
 Con razón de vergüenza ahora te cubres,
 Pues fuiste madre de los pechos duros
 Que a éstos, libres de crimen, culpa o yerro,
 Despedazaron con impío hierro.
 
 Mientras en este puerto aquella armada
 Se prevenía de útil alimento
 Con que seguir pudiese la jornada
 Y dar tercera vez velas al viento,
 Siendo la noche ya bastante entrada,
 La virgen, retirada en su aposento,
 Mientras dormía la cansada flota,
 Decía a Cristo así, tierna y devota:
 
 «Amor, divino Amor, Amor süave;
 Amor, que amando voy toda rendida,
 Que de mi corazón tienes la llave;
 Amor, de cuyo amor estoy herida;
 Con quien no hay en la vida pena grave,
 Sin quien gloria real no hay en la vida,
 ¿Cuándo veré, ¡oh Amor!, lo que deseo,
 Para que vea, Amor, lo que no veo?
 
 »Amor, que de amor lleno y de blandura
 Hinches de amor esta alma cuidadosa;
 Amor, sin cuyo amor y hermosura
 Bella no puede ser ninguna cosa;
 Amor, con cuyo amor anda segura
 Una vida tan frágil y dudosa,
 ¿Cuándo veré, ¡oh Amor!, lo que deseo
 Para que vea, Amor, lo que no veo?
 
 »Amor, que por amor determinaste
 El mundo restaurar errado y triste,
 Y por amor del cielo acá bajaste,
 Y por amor sobre la cruz subiste,
 Y por amor a muerte te entregaste,
 Y por amor la gloria eterna abriste,
 ¿Cuándo veré, ¡oh Amor!, lo que deseo,
 Para que vea, Amor, lo que no veo?
 
»Amor, que más y más siempre te aumentas
 Y con tu ardor el corazón deshaces;
 Amor, que de amor puro te sustentas,
 Entre la llama donde arder me haces;
 Amor, que sin amor no te contentas,
 Y sólo con amor te satisfaces,
 ¿Cuándo veré, ¡oh Amor!, lo que deseo,
 Para que vea, Amor, lo que no veo?
 
 »Amor, que con amor me cautivaste
 (Si libre puede ser quien no cautivas);
 Amor, que en tal prisión me aseguraste
 Las esperanzas antes fugitivas;
 Amor, que suspirando me enseñaste
 A derramar por ti lágrimas vivas,
 ¿Cuándo veré, ¡oh Amor!, lo que deseo,
 Para que vea, Amor, lo que no veo?
 
 »¿Cuándo llegará el día en que yo ofrezca
 Al hierro cruel por ti mi pecho fuerte,
 Y en tu celestial corte me aparezca
 Con estas once mil, mas de tal suerte
 Que cada una tu esposa ser merezca,
 Padeciendo conmigo acá la muerte,
 Y después del martirio, juntas todas,
 Celebremos contigo eternas bodas?
 
»Haced que no se frustre el ansia ardiente
 Que de veros, Señor, siempre he tenido;
 El ansia que a mi espíritu y mi mente
 Desde la edad más tierna ha consumido.
 Mientras me veo, ¡oh Dios!, de Vos ausente
 Mi espíritu se halla inquieto y abatido;
 Y si mucho se alarga este destierro,
 Me matará mi pena antes que el hierro.
 
 »Mi espíritu desata cuidadoso;
 Este ñudo mortal ve deshaciendo,
 Antes que por tres veces presuroso
 Los doce signos vaya el sol corriendo.
 Yo prefijé este tiempo, ¡oh dulce esposo!,
 Para ir a ese otro esposo entreteniendo,
 Confiada en tu amor, y persuadida
 De que pondrás fin antes a mi vida.»
 
En este fervoroso y santo ruego
 Úrsula suspirando aun insistía,
 Cuando entre un resplandor como de fuego
 Divina voz oyó que le decí:
 «¡Oh doncella, que hiciste burla y juego
 De cuanto aman los hombres a porfía!
 Sabe que cuando aquí la vuelta dieres,
 Decreto que consigas lo que quieres.»
 
 Esta voz celestial tanto la mueve,
 Que no quiere esperar ni perder hora;
 Esle muy larga ya la noche breve,
 Parécele tardar mucho la aurora.
 Así que el sol mostró su carro leve
 De la ciudad se sale sin demora;
 A Basilea llega, y allí toma
 Pronto y a pie el camino para Roma.
 
 Ciriaco, el romano pastor santo,
 La sale a recibir, y la acompaña
 Con gozo espiritual y grande espanto,
 Viendo en edad tan tierna fe tamaña.
 No se puede decir ni pensar cuánto
 Se goza la real sangre de Bretaña
 Los venerables templos visitando
 De aquellos cuya fe va ella imitando.
 
 En la noche feliz del grande día
 En que a Roma las vírgenes llegaron,
 Al sucesor de Pedro, en profecía,
 Los ángeles de Dios manifestaron
 Que él también el martirio sufriría
 Donde a Úrsula y las otras degollaron:
 Deja contento el gran pontificado,
 Deseoso de ser martirizado.
 
Por más que todo el clero lleva a mal
 Que se vaya con unas extranjeras,
 De inspiración movido celestial
 El buen Pastor se va con las corderas.
 También va un arzobispo, un cardenal:
 Tú, Mauricio, también con éstos fueras:
 Tres obispos, por fin, dejan sus sillas,
 Movidos de tamañas maravillas.
 
Después de entrar al mar de do salieron
 Con tan hermoso sol tantas estrellas,
 Las áncoras con fuerza alzar hicieron,
 Y las velas mandaron descogellas.
 Otras naves enfrente descubrieron,
 Y marchando venían hacia ellas:
 Luego se conocieron ambas flotas,
 Que ambas de un reino son, ambas devotas,
 
 Venía allí el ya fiel rey de Inglaterra,
 De Úrsula, virgen bella, bello esposo,
 Que reinar no quería ya en la tierra,
 Del cielo enamorado y cuidadoso.
 De su primer amor venció la guerra
 La fuerza de otro amor más poderoso,
 Y amando ya en su Dios la esposa bella,
 Para encontrarlo lo buscaba en ella.
 
 La madre bautizada trae consigo;
 Que el padre, ya cristiano, falleciera,
 Con lo cual evitó el feroz castigo
 Que le esperaba si gentil muriera.
 Amor celeste, ¿cómo aquí no digo
 El sublime amor tuyo? ¡Ah, quién pudiera!
 Por medio de una virgen inocente
 Subir hiciste al cielo tanta gente.
 
También iba en aquella compañía
 Una hermana del rey, de honesto estado;
 Florencia, que en belleza florecía,
 Como flor en jardín bien cultivado.
 El obispo Marcelo allí venía,
 Con otro que Clemente era llamado:
 En la Grecia su silla hubo el primero,
 Se ignora do se halló la del postrero.
 
 Una doncella viuda allí venía,
 Que, siendo desposada en edad tierna,
 A su esposo perdió, y a Dios había
 Prometido guardar pureza eterna;
 Del mismo rey sobrina se decía.
 Su madre, en la ciudad donde gobierna
 Ahora el Musulmán con furia brava,
 De emperatriz a la sazón se hallaba.
 
Éstos que, según cuenta varia historia,
 Dejaron por Dios solo sus Estados,
 Y aun otros de quien hay menos memoria
 Divinamente fueron avisados,
 Que para subir juntos a la gloria
 A las vírgenes fuesen asociados,
 Con las cuales martirio sufrirían,
 Y en el cielo por siempre reinarían.
 
 Sería extraño el gozo que sintieron
 Aquellas bien nacidas almas santas
 Cuando juntas allí todas se vieron,
 De partes tan remotas y de tantas.
 Sin los estorbos que antes lo impidieron,
 Las dos, más que las otras, bellas plantas,
 Allí se dan abrazos muy estrechos,
 Como que están conformes ya sus pechos.
 
 El rey haría allí su acatamiento
 A quien Dios de su Iglesia dio el gobierno;
 Y éste, conforme a su merecimiento,
 Respondería con amor paterno.
 No faltaría en tal recibimiento
 Ni el placer exterior ni el gozo interno;
 Pues aunque eran diversos sus Estados,
 De un mismo Dios estaban animados.
 
 A las naves el viento no movía,
 El frío Rhin también estaba quedo,
 Moverse hacia Colonia no quería,
 Como si de ir allá tuviera miedo;
 Pues parece que claro conocía,
 ¡Oh coro virginal sereno y ledo!,
 Que te esperaba allí la impía muerte.
 Ahora, ¡oh Musa!, cuenta de qué suerte.
 
 El que tomó la forma de serpiente
 Porque Adán y Eva fuesen engañados,
 Viendo que tantos pueblos, tanta gente,
 La fe abrazaban y eran bautizados,
 En el pecho se entró mañosamente
 De dos gentiles, príncipes malvados
 De la romana infiel caballería,
 Contrarios a la fe que se extendía.
 
 Avísales la fama con certeza
 Que a Colonia la virgen la vuelta daba,
 Con la cristiana juvenil belleza
 Que por amor de Dios peregrinaba.
 Ellos dan la noticia con presteza
 A un pariente que Julio se llamaba,
 Jefe duro y feroz de los guerreros
 Que fueron para todas carniceros.
 
 Acude en poco rato un gran gentío,
 Que traía el idólatra a su mando,
 Y ocupa las dos márgenes del río
 Por do iban las doncellas navegando;
 Ya divisan aquél, ya este navío,
 Los que estaban en alto atalayando:
 Las armas veloz toma el pueblo ciego,
 Para teñirlas en su sangre luego.
 
Yendo a surgir la flota junto al muro
 Donde le parecía estar segura
 (¡Oh vírgenes! ¿buscáis lugar seguro
 Donde se os preparó la sepultura?),
 Entra con mano armada el pueblo duro,
 Ataca con furor tanta hermosura,
 Ensangrentando sus aceros fuertes,
 Convirtiéndolo todo en sangre y muertes.
 
 Desnudo las doncellas ofrecían
 El delicado cuello, el tierno pecho,
 Era para caber cuantas caían
 Aquella vasta arena campo estrecho
 Los arroyos de sangre que corrían,
 Un segundo mar Rojo habían hecho.
 Sola, ¡oh Córdaula!, tú la muerte huíste,
 Mas después la buscaste y recibiste.
 
Ciriaco el primero, muy constante
 La vida ofrece al hierro sin espanto;
 El joven rey inglés cayó, delante
 De aquellos castos ojos que amó tanto.
 Espera, ¡oh tierno esposo!, un breve instante
 A Úrsula espera, espérala entretanto
 Que otro amor otro golpe le prepara, 
Y entraréis juntos en la patria cara.
 
 Crueles, ¿en qué país, en qué ciudad,
 Entre qué gentes fieras desalmadas
 No se ha usado de amor y de piedad
 Con doncellas hermosas desarmadas?
 ¿Cómo belleza tanta y tal edad
 Os dejó manejar esas espadas?
 ¡Ah lobos carniceros, tigres bravos,
 Hijos de la crueldad, de la ira esclavos!
 
Entre cuanto animal cría la tierra,
 Fiereza tal jamás se ha visto usada;
 Pues aunque unos a otros se hagan guerra,
 No es la hembra del macho lastimada;
 En paz va el ciervo y la cierva por la sierra,
 Del toro es la becerra resguardada,
 El león a la leona la defiende,
 ¿Y el hombre a la mujer daña y ofende?
 
¿Pudieran otros ojos, por ventura,
 De lágrimas divinas excusarse,
 Viendo cubierta ya de niebla obscura
 La luz de tantos bellos apagarse?
 ¿Viendo la rosa y la azucena pura,
 En tan hermosos rostros marchitarse?
 ¿Viendo las trenzas de oro ensangrentadas
 Y por aquellos bárbaros pisadas?
 
 Cuando el feroz tirano se encontraba
 En medio de este horror, alzó la vista
 A la invencible virgen, que animaba
 Al virgíneo escuadrón a que resista;
 Y aun así, envuelta en sangre como andaba,
 Al tirano feroz rinde y conquista;
 Y entre tanta crueldad, tantos furores,
 Determinó vencerla por amores.
 
 Fingiendo que le pesa lo pasado
 (Y aun de fingirlo así se arrepentía),
 Ofrécele su vida, reino, estado,
 Sin ver que estado y vida allí perdía.
 El corazón le pide confiado,
 El corazón que en Dios puesto tenía,
 El corazón que suyo ya no era, 
Porque al sumo Hacedor ya lo volviera.
 
 Usa de mil lisonjas, mil engaños,
 Por conseguir aquel deseo bruto.
 «Logra la flor-decía-de tus años;
 Coge de esa belleza el dulce fruto;
 No des materia nueva a nuevos daños;
 No pagues a la muerte su tributo;
 Mira que yo te ofrezco generoso
 Otro reino, y doncellas, y otro esposo.
 
 »¿Para qué te formó naturaleza,
 Si de querer no das ni aun esperanza?
 ¿Qué se podrá alcanzar de esa belleza,
 Si el que la adora ni aun piedad alcanza?
 Deja al león y al tigre la fiereza,
 Y a mis soldados deja la venganza;
 Pues si por verme cruel ser cruda quieres,
 Harto te vengas cuando así me hieres.
 
»Vuelve esos ojos ya con más blandura,
 Esos ojos de amor dulce morada;
 No hagan ellos en mí con su hermosura
 Lo que ha hecho en esas vírgenes mi espada.
 Si quieres acabar con mi ventura,
 Que de tus ojos veo estar colgada,
 Acabaré de ver cuán poca tengo,
 Pues donde a matar vine a morir vengo.
 
 »¿Cómo de mi rogar no te aprovechas,
 Cuando el riesgo a rogarme a ti te obliga?
 O no conoces bien a quien desechas,
 O me desechas porque más te siga.
 ¿En qué piensas, señora, qué sospechas?
 Más propio era llamarte mi enemiga;
 Mas no consiente amor nombre tan duro,
 En parecer tan blando y tan seguro.
 
 »Los rayos de esos ojos ya serenos
 Enjuguen de ese rostro al fin las rosas;
 El triste suspirar suene ya menos,
 En estas playas para mí dichosas:
 Da paz a mis sentidos, de amor llenos;
 Pues no sufre esperanzas vagarosas
 El que está acostumbrado en sus amores
 A medir por su gusto sus favores.
 
 »¿Qué gusto has de encontrar en maltratarme,
 Si estoy de lo pasado arrepentido?
 Ve que es más lo que ganas en ganarme
 Que lo que en estas muertes has perdido.
 Si quieres insistir en despreciarme,
 Me verás sobre amante, enfurecido.
 No me declaro más, porque no quiero
 Que haga el temor lo que de amor espero.»
 
 ¡Ah pérfido amador, sal de ese yerro!
 ¿No ves cuán engañado y cuán ciego andas?
 Aquella a quien no vence el duro hierro,
 ¿Cómo la han de vencer palabras blandas?
 Saca esa alma por fin de este destierro,
 Con esas otras, que a su Esposo mandas;
 No la detengas más en tus amores,
 Si doblarle no quieres sus dolores.
 
Cuando el cruel conoció que cuanto oía
 La virgen lo tomaba por afrenta;
 Que cuanto él en amor más se encendía,
 De él hacía la virgen menos cuenta,
 Toma el arco feroz que usar solía,
 Y una flecha mortal en él asienta;
 Y el pecho le pasó de banda a banda.
 Así el alma entregó la virgen blanda.
 
Márchate, alma gentil, de esta bajeza;
 Las alas abre ya, la luz derrama;
 Vuela con desusada ligereza
 Adonde el sumo Bien te espera y llama:
 Que en este mundo la mayor alteza
 No hace más que engañar al que más la ama,
 Y allá de ese su amor tan suspirado
 El fruto cogerás tan deseado.
 
 ¡Vete en paz, alma pura, santa y bella!
 Más bella aún que la sangre que vertiste;
 Al cielo ve a gozar la gloria aquella
 De que con muerte tal digna te hiciste;
 Coronada de gloria vive en ella,
 Al lado de Jesús, a quien le diste,
 Con tantas y tan bien nacidas almas
 Hermosura del cielo, once mil palmas.
 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Santa Ursula en el Museo Nacional del Arte en Cataluña

El Palacio Nacional, sede principal del MNAC

El Museo Nacional de Arte de Cataluña (en catalán: Museu Nacional d'Art de Catalunya), también conocido por sus siglas MNAC, está situado en la ciudad de Barcelona, (España). Destaca por su colección de arte Románico, considerada una de las más completas del mundo. Su director es Josep Serra i Villalba.

De entre todas las colecciones del museo sobresale la de arte románico. El museo expone una serie de pinturas murales que la convierten en única en el mundo. También se muestran diversas tallas en madera, piezas de orfebrería, esmaltes y esculturas en piedra. La mayoría de las piezas son muestras del arte románico en Cataluña.

Del periodo gótico el museo muestra piezas realizadas mediante diversas técnicas que sirven para ilustrar este periodo histórico en Cataluña. En la sección dedicada al Renacimiento y al Barroco destacan dos tablas de Bartolomé Bermejo, un Martirio de José de Ribera, una Inmaculada de Zurbarán y un célebre San Pablo de Velázquez, una de las escasas pinturas seguras de dicho artista conservadas fuera del Museo del Prado.

OBRAS SOBRE SANTA URSULA EN EL MNAC

 
 
TABLA DE SANTA URSULA
ATRIBUIDO AL SEGUNDO MAESTRO DE BIERGE
 
Esta obra está fechada cerca del 1300 y consiste en una pintura realizada con la técnica de temple y hoja metálica cortada sobre madera.
sus medidas: 120,3 x 172,8 x 8,5 cm
Pertenece a la colección gótica del museo
Procede del monasterio de monjas cistercienses de Casbas (Huesca)
y fué adquirido de la colección Plandiura, 1932 .
 
 
 
 
 SANTA URSULA
Atribuida al maestro Jacobus (?) Activo hacia el primer cuarto del siglo XV
 Esta obra está fechada cerca de 1400 y consiste en una pintura realizada con la técnica de temple y dorado con pan de oro sobre tabla 
sus medidas: 171,4 x 101 x 13 cm
Pertenece a la colección gótica del museo
y fué adquirido de la colección Plandiura, 1932
 
RETABLO DE SANTA URSULA Y LAS ONCE MIL VIRGENES
PINTADO POR JOAN REIXACH EN 1468
pintura realizada con la técnica de temple, íleo y dorado con pan de oro sobre tabla
sus medidas: 373 x 286 x 18 cm
Pertenece a la colección gótica del museo
Procede de la capilla de Santa Úrsula de la iglesia del monasterio de Santa Maria de Poblet
(Vimbodí, Conca de Barberà).
y fué adquirido por el museo en 1922.
 
Vista frontal del Palancio Nacional,
sede principal del MNAC
 

Disertación Teológico-Canónica Sobre las Reliquias de los Santos



Este artículo está extraído de un libro escrito por un sacerdote en 1798 sobre las reliquias de los santos y condiciones necesarias para su veneración. Hay un capítulo donde se refiere a Santa Úrsula y en resumen determina que la Historia de las once mil Vírgenes, compañeras de Santa Ursula, o es apócrifa o muy incierta, y solo debemos creer que hubo Santa Ursula y sus compañeras Mártires; pero no que fueron once mil.

 
DISERTACION TEOLOGICO-CANONICA,
EN LA QUE SE TRATA DE LAS RELIQUIAS DE LOS
SANTOS Y DE LAS CONDICIONES NECESARIAS PARA QUE
PUEDAN EXPONERSE A LA PÚBLICA VENERACION.

 

SU AUTOR: EL DOCTOR DON FRANCISCO COUQUE,
CURA. PARROCO DE LA DE SAN GINES DE MADRID,
Y DE LAS DE SAN LUIS Y SAN JOSEM SUS ANEXOS.


PROLOGO A LOS LECTORES CON RELACION DEL HECHO.

 
no de los principales cargos de los ilustrísimos Señores Obispos, es el celar que en sus Diócesis no se enseñe ni practique en materias que interesan a la Religión, cosa que no sea muy conforme á lo que han determinado, y mandan los Concilios y Sagrados Cánones. A la pureza de ella toca el que no se publiquen falsos milagros, o los que no sean reconocidos y aprobados con su autoridad ordinaria: que no se expongan a la pública veneración reliquias a quienes no acompañen todas las condiciones que piden las Leyes Eclesiásticas; y por consiguiente, las que sean inciertas o dudosas, y de cuya identidad no  conste con una certeza, por lo menos moral, para evitar en los fieles todo peligro de superstición, alimentándoles con prácticas y devociones fundadas sobre la firme piedra de la verdad: esto es tan privativo de sus dignidades, que el Sagrado Concilio de Trento lo declaró así, encargándoles, que no permitan publicar nuevos milagros sin su aprobación, ni que se expongan a la pública veneración nuevas reliquias, sin haberlas examinado antes, no como quiera, sino consultando Teólogos, y otras personas prudentes y piadosas; y oídos, determinarán lo que les parezca más conforme a la verdad y a la piedad, veritati Et pietati: no dice el Santo Concilio pietati solamente, sino que esta piedad ha de ir acompañada de la verdad o fundada sobre ella. El tomar conocimiento de todo lo dicho, no se ha concedido a los Párrocos, sino á los Señores Obispos sus Prelados, de tal suerte, que aunque una reliquia venga aprobada por el Sumo Pontífice, y con Bulas Apostólicas, no pueden los curas exponerla a la pública veneración hasta que las presenten á su Prelado, y examine este, si las reliquias son las mismas que aprobó el Sumo Pontífice, y si aquellas Bulas son legítimas y carecen de todo vicio; y esto lo mandó el IV Concilio general Lateranense, de donde se tomó el capítulo último: de reliquiis Et Veneratione $anctorum. Aun el Código Teodosiano conoció ser privativo de sus dignidades el tomar conocimiento de las cosas pertenecientes a la Religión: Quoties der religione agitur, Episcopos convenit, agitare.
 

ARTICULO XXII

Propónese el último fundamento para, convencer, que el estar una Reliquia en la Iglesia, no prueba su identidad y certeza.

uestro breviario, por el que rezamos el Oficio Divino, está certísimamente aprobado por la Iglesia, por San Pio V, y últimamente por Clemente y Urbano VIII; y seguramente está más examinado, que muchas de las reliquias que se veneran; y sin embargo, alguna de sus Historias son ciertas; por lo menos la Iglesia no nos obliga a creerlas, ni parece merecerá censura alguna el que no crea algún punto de Historia que rezamos o leemos en el Oficio Divino. El Cardenal Vincencio María Ursino, Dominicano, Arzobispo de Benevento, que después fue Benedicto XII, en su Disertación intitulada.: De reliquiis Sacti Bartholomei Benevento vindicatis, niega que dichas reliquias hubiesen sido trasladadas de Benevento a Roma, sin embargo que el Breviario Romano lo diga, y que en Roma se venere y celebre con gran concurso de gentes por ocho días continuos en su Iglesia: y responde al argumento que con el Breviario se le podía hacer, diciendo: que sus lecciones en punto de Historia no son de infalible verdad, y que en diferentes tiempos, unas se han quitado, otras se han mudado o corregido: Neque enim Ecclesia (dice ) opsa, que illis utitur inconcusse infalibilisque veriratis judica, quecumque' in Breviario sunt inserta, cum multoties pro variis temporibus, varia ex ocassione ea mutaverit, correxeritque.

Y a la verdad, esto ha practicado algunas veces la Iglesia, enmendando y corrigiendo algunas historias del Breviario, de los Misales y del Martirologio Romano. Quiero valerme de un ejemplo por lo que tiene de instructivo: qué cosa más común, que el común de los fieles que celebrar a Santa Úrsula y las once mil Vírgenes sus compañeras, no solo la gente vulgar, sino también los de alguna instrucción tienen fundamento para creer esta Historia como cierta. Todos leen en los Almanaques a 21 de Octubre: Santa Úrsula y las once mil vírgenes; lo mismo leen en la Guía de Forasteros: y que algunos escritores de las vidas de los santos lo afirman. Uno y no de inferior nota en su Flos Sanctorum, dice “el mismo día de los  21 de Octubre celebra la Santa Madre Iglesia el martirio de Santa Úrsula y de las once mil Vírgenes sus compañeras:" y añade, " todas sus compañeras fueron Vírgenes y Mártires, y fueron once mil;" y lo mismo escriben otros, entre los que no se debe contar al Padre Crohisset, y alguno más de su crítica. Y aun los más instruidos han tenido motivos para tener esta dicha relación por cierta, si han sabido que en el Martirologio Romano se anunciaban en otro tiempo las once mil Vírgenes que padecieron el martirio con Santa Úrsula, y que se referían también en los antiguos Misales, o estaban puestas en ellos. Pero la Iglesia examinando esta historia, y advirtiendo que no había sólidos fundamentos para darla por cierta, mandó quitar de los Misales el número de las once mil Vírgenes, y reformar el Martirologio, de suerte que en el nuevo solo se nombra: Santa Úrsula y sus compañeras Vírgenes y Mártires.

Todo lo dicho lo refiere Antonio Pagio sobre Baronio (Pagio apud Baronio, anno 383, núm 5 y 6) con las siguientes palabras: Recte Martyrologium Romanum ad diem 21 OCtobris Ita prius legebat: in Colonia Agripinensi Natale Sanctarum undecim millium Virginum, quae pro virginitatis constantia, martyrio vitam consumaverunt: nunc habet: apud Coloniam Agripinam Natalis Sanctarum Ursulae, et sociarum ejus, quae pro christiane Religione et Virginitatis, constantia, ab hunnis iterfecae Martyrio vitam consumaverunt, et plurima earum corpora Coloniae condita fuerunt: añade Pagio: que en el reconocimiento del Breviario Romano, se omitió prudentemente el número de tanta multitud de Vírgenes: In recognitione etiam Brevarii Romani tantae Virginum multitudinis mentio prudenter omissa: de suerte, que hoy en día solo venera la Iglesia a Santa Úrsula y sus compañeras Mártires, y en efecto así lo enseña en Ia oración de la Misa de dichas Santas cuando dice: Danobis quaesumus Domine Deus noster Sanctarum Virginum et Martyrum tuarum Úrsula, et soviarum ejus palmas incessabili devotione venerari, etc; por lo que solo es cierto el martirio de la Santa y sus compañeras; pero incierto el número de estas: puede verse a Natal Alexandro (Natal Sec. 4, cap. Último art. 5).

Aunque sea entre paréntesis, permítaseme la siguiente breve digresión: si alguno me pregunta ¿de qué pudo originarse la Historia de las once mil Vírgenes? Respondo lo primero; que dieron motivo las Historias infundadas y fabulosas que se han escrito: alguna de ellas referiría con gusto, porque tuve un rato de diversión cuando la  leí ; tampoco son legítimas las Actas que refiere Surio de un Autor Anónimo el día 21 de Octubre, según escribe el expresado Pagio, ni algunas otras. En segundo lugar, los que dan a Santa Úrsula once mil Vírgenes por compañeras, tengo leído que han padecido el engaño, porque leyendo en algunos martirologios antiguos: S. Úrsula 11 M.V. en lugar de leer, Santa Úrsula y once Mártires Vírgenes, han leído Santa Úrsula y once mil Vírgenes, dando a la M que sigue al 11 el valor de mil, y siendo así, era preciso reducir a once Vírgenes solamente las once mil. El doctor Padre Diego Sirdmon, de la Extinguida Compañía, que fue Confesor de Luis XIll, y tuvo la gloria de tener por uno de sus discípulos a San Francisco de Sales, sospecha que en atención a que en algunos Martirologios manuscritos se leía: S. Úrsula, et Undecimilla V. M. Es decir: Santa Úrsula y Undecimilla Vírgenes y Mártires, se imaginaron que Undecimilla con la V y la M que se seguían, quería decir: Undecim milia Virginum, Martirum: once mil Vírgenes y Mártires; y a esta cuenta las once mil Vírgenes se deberían reducir a una sola llamada' Undecimilla. Puede verse a Juan Bautista Thiers (Thiers, de Supers. Tom. 2. Lib. 4. Cap. 7). Lo que tenemos de cierto es, según llevamos dicho, que hubo una Santa Úrsula, y sus compañeras Mártires; pero nada hay de cierto sobre el número de estas.

Volviendo a nuestro principal asunto, lo que hemos referido de la Historia de las once, mil Vírgenes de las que antiguamente hacía mención el Martirologio Romano, los Misales y Breviarios que después enmendó y corrigió la Iglesia, prueba evidentemente lo que escribió el expresado Cardenal Vincencio María Ursino, es a saber: que la Iglesia en diferentes ocasiones ha mudado y corregido los puntos historiales que se refieren en el Breviario, y por consiguiente no nos obliga la Iglesia á tenerlos a todos por ciertos. 

Los puntos historiales de que hablamos, son cuando se dice el lugar en que nació el Santo; si hizo tal y tal cosa; en dónde murió; dónde están sus reliquias y otras cosas semejantes. Para canonizar a los Santos no atiende la Iglesia a estas menudencias: estas quedan al examen y estudio de los eruditos, y no tienen más fe que la que merecen las fuentes, esto es los Historiadores de dónde se sacaron. Esta doctrina es corriente entre los Doctores, como el Cardenal Rocaberti, Inquisidor general que fue de España, el Cardenal Turrecremata y Melchor Cano y otros muchos, de suerte que no es argumento eficaz este: “Tal historia está en el Breviario Romano”; luego es cierta: como ni tampoco es eficaz este argumento: “Tal reliquia está en la Iglesia, luego es cierta." Porqué así la reliquia, como la Historia puede ser incierta o apócrifa. El Cardenal Rocaberti niega la caída de San Marcelino, cuya Historia niegan también otros muchos que la dan por apócrifa, entre ellos, el Natal Alexandro, sin embargo, de que está en el Breviario aprobado por la Iglesia, y de afirmarlo así el Sumo Pontífice Nicolao primero en la carta que escribió á Miguel, Emperador de los Griegos, probando que ninguno puede ser juzgado por otros que sean de inferior dignidad; porque á todos estos argumentos responden, entre otras cosas, que la Iglesia solo pide que a estos hechos demos aquella fe que merezcan las Historias, sin que se infiera el que no pueda sostenerse probabiliter lo contrario.

En la solemnidad de San Yanuario y compañeros Mártires, leemos la Homilía de San Hilario sobre el capítulo XXV de San Mateo, y en ella se nombra a Nicolao, uno de los siete Diáconos, como a Corifeo de los herejes Nicolaitas, y no obstante esto, Eusebio, San Ignacio Antioqueno, Clemente Alexandrino, San Agustín, Baronio, y otros lo niegan; y por esta duda, este solo de los siete Diáconos, no se puso en el Martirologio, en el Catálogo de los Santos, como lo refiere el Padre Comelio Alapide (Alapide in Ac. Cap.6. v. 5. Fol. Mihi 102). Lo mismo se dice de la lepra del Emperador Constantino, y de su Bautismo por San Silvestre, sin embargo que consta del Breviario Romano. Parece queda bastantemente probado hasta aquí, que aun dado que la capa de San José esté en la Iglesia de Roma, o en otra, por este solo capítulo, no se prueba que sea cierta, ni que estemos obligados a tenerla por tal ni admitirla para principiar a darla culto, aun suponiendo que en aquellas Iglesias se le dé, habiendo Historiadores y razones en contrario, todo conforme a lo que dejamos escrito latamente en el artículo XVI, fol 257, Ínterin no conste que está aprobada con arreglo a lo que mandan los Concilios y Sagrados Cánones.

 
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