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Lápida en Basílica de Santa Ursula en Colonia, Alemania
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sábado, 1 de septiembre de 2012

Disertación Teológico-Canónica Sobre las Reliquias de los Santos



Este artículo está extraído de un libro escrito por un sacerdote en 1798 sobre las reliquias de los santos y condiciones necesarias para su veneración. Hay un capítulo donde se refiere a Santa Úrsula y en resumen determina que la Historia de las once mil Vírgenes, compañeras de Santa Ursula, o es apócrifa o muy incierta, y solo debemos creer que hubo Santa Ursula y sus compañeras Mártires; pero no que fueron once mil.

 
DISERTACION TEOLOGICO-CANONICA,
EN LA QUE SE TRATA DE LAS RELIQUIAS DE LOS
SANTOS Y DE LAS CONDICIONES NECESARIAS PARA QUE
PUEDAN EXPONERSE A LA PÚBLICA VENERACION.

 

SU AUTOR: EL DOCTOR DON FRANCISCO COUQUE,
CURA. PARROCO DE LA DE SAN GINES DE MADRID,
Y DE LAS DE SAN LUIS Y SAN JOSEM SUS ANEXOS.


PROLOGO A LOS LECTORES CON RELACION DEL HECHO.

 
no de los principales cargos de los ilustrísimos Señores Obispos, es el celar que en sus Diócesis no se enseñe ni practique en materias que interesan a la Religión, cosa que no sea muy conforme á lo que han determinado, y mandan los Concilios y Sagrados Cánones. A la pureza de ella toca el que no se publiquen falsos milagros, o los que no sean reconocidos y aprobados con su autoridad ordinaria: que no se expongan a la pública veneración reliquias a quienes no acompañen todas las condiciones que piden las Leyes Eclesiásticas; y por consiguiente, las que sean inciertas o dudosas, y de cuya identidad no  conste con una certeza, por lo menos moral, para evitar en los fieles todo peligro de superstición, alimentándoles con prácticas y devociones fundadas sobre la firme piedra de la verdad: esto es tan privativo de sus dignidades, que el Sagrado Concilio de Trento lo declaró así, encargándoles, que no permitan publicar nuevos milagros sin su aprobación, ni que se expongan a la pública veneración nuevas reliquias, sin haberlas examinado antes, no como quiera, sino consultando Teólogos, y otras personas prudentes y piadosas; y oídos, determinarán lo que les parezca más conforme a la verdad y a la piedad, veritati Et pietati: no dice el Santo Concilio pietati solamente, sino que esta piedad ha de ir acompañada de la verdad o fundada sobre ella. El tomar conocimiento de todo lo dicho, no se ha concedido a los Párrocos, sino á los Señores Obispos sus Prelados, de tal suerte, que aunque una reliquia venga aprobada por el Sumo Pontífice, y con Bulas Apostólicas, no pueden los curas exponerla a la pública veneración hasta que las presenten á su Prelado, y examine este, si las reliquias son las mismas que aprobó el Sumo Pontífice, y si aquellas Bulas son legítimas y carecen de todo vicio; y esto lo mandó el IV Concilio general Lateranense, de donde se tomó el capítulo último: de reliquiis Et Veneratione $anctorum. Aun el Código Teodosiano conoció ser privativo de sus dignidades el tomar conocimiento de las cosas pertenecientes a la Religión: Quoties der religione agitur, Episcopos convenit, agitare.
 

ARTICULO XXII

Propónese el último fundamento para, convencer, que el estar una Reliquia en la Iglesia, no prueba su identidad y certeza.

uestro breviario, por el que rezamos el Oficio Divino, está certísimamente aprobado por la Iglesia, por San Pio V, y últimamente por Clemente y Urbano VIII; y seguramente está más examinado, que muchas de las reliquias que se veneran; y sin embargo, alguna de sus Historias son ciertas; por lo menos la Iglesia no nos obliga a creerlas, ni parece merecerá censura alguna el que no crea algún punto de Historia que rezamos o leemos en el Oficio Divino. El Cardenal Vincencio María Ursino, Dominicano, Arzobispo de Benevento, que después fue Benedicto XII, en su Disertación intitulada.: De reliquiis Sacti Bartholomei Benevento vindicatis, niega que dichas reliquias hubiesen sido trasladadas de Benevento a Roma, sin embargo que el Breviario Romano lo diga, y que en Roma se venere y celebre con gran concurso de gentes por ocho días continuos en su Iglesia: y responde al argumento que con el Breviario se le podía hacer, diciendo: que sus lecciones en punto de Historia no son de infalible verdad, y que en diferentes tiempos, unas se han quitado, otras se han mudado o corregido: Neque enim Ecclesia (dice ) opsa, que illis utitur inconcusse infalibilisque veriratis judica, quecumque' in Breviario sunt inserta, cum multoties pro variis temporibus, varia ex ocassione ea mutaverit, correxeritque.

Y a la verdad, esto ha practicado algunas veces la Iglesia, enmendando y corrigiendo algunas historias del Breviario, de los Misales y del Martirologio Romano. Quiero valerme de un ejemplo por lo que tiene de instructivo: qué cosa más común, que el común de los fieles que celebrar a Santa Úrsula y las once mil Vírgenes sus compañeras, no solo la gente vulgar, sino también los de alguna instrucción tienen fundamento para creer esta Historia como cierta. Todos leen en los Almanaques a 21 de Octubre: Santa Úrsula y las once mil vírgenes; lo mismo leen en la Guía de Forasteros: y que algunos escritores de las vidas de los santos lo afirman. Uno y no de inferior nota en su Flos Sanctorum, dice “el mismo día de los  21 de Octubre celebra la Santa Madre Iglesia el martirio de Santa Úrsula y de las once mil Vírgenes sus compañeras:" y añade, " todas sus compañeras fueron Vírgenes y Mártires, y fueron once mil;" y lo mismo escriben otros, entre los que no se debe contar al Padre Crohisset, y alguno más de su crítica. Y aun los más instruidos han tenido motivos para tener esta dicha relación por cierta, si han sabido que en el Martirologio Romano se anunciaban en otro tiempo las once mil Vírgenes que padecieron el martirio con Santa Úrsula, y que se referían también en los antiguos Misales, o estaban puestas en ellos. Pero la Iglesia examinando esta historia, y advirtiendo que no había sólidos fundamentos para darla por cierta, mandó quitar de los Misales el número de las once mil Vírgenes, y reformar el Martirologio, de suerte que en el nuevo solo se nombra: Santa Úrsula y sus compañeras Vírgenes y Mártires.

Todo lo dicho lo refiere Antonio Pagio sobre Baronio (Pagio apud Baronio, anno 383, núm 5 y 6) con las siguientes palabras: Recte Martyrologium Romanum ad diem 21 OCtobris Ita prius legebat: in Colonia Agripinensi Natale Sanctarum undecim millium Virginum, quae pro virginitatis constantia, martyrio vitam consumaverunt: nunc habet: apud Coloniam Agripinam Natalis Sanctarum Ursulae, et sociarum ejus, quae pro christiane Religione et Virginitatis, constantia, ab hunnis iterfecae Martyrio vitam consumaverunt, et plurima earum corpora Coloniae condita fuerunt: añade Pagio: que en el reconocimiento del Breviario Romano, se omitió prudentemente el número de tanta multitud de Vírgenes: In recognitione etiam Brevarii Romani tantae Virginum multitudinis mentio prudenter omissa: de suerte, que hoy en día solo venera la Iglesia a Santa Úrsula y sus compañeras Mártires, y en efecto así lo enseña en Ia oración de la Misa de dichas Santas cuando dice: Danobis quaesumus Domine Deus noster Sanctarum Virginum et Martyrum tuarum Úrsula, et soviarum ejus palmas incessabili devotione venerari, etc; por lo que solo es cierto el martirio de la Santa y sus compañeras; pero incierto el número de estas: puede verse a Natal Alexandro (Natal Sec. 4, cap. Último art. 5).

Aunque sea entre paréntesis, permítaseme la siguiente breve digresión: si alguno me pregunta ¿de qué pudo originarse la Historia de las once mil Vírgenes? Respondo lo primero; que dieron motivo las Historias infundadas y fabulosas que se han escrito: alguna de ellas referiría con gusto, porque tuve un rato de diversión cuando la  leí ; tampoco son legítimas las Actas que refiere Surio de un Autor Anónimo el día 21 de Octubre, según escribe el expresado Pagio, ni algunas otras. En segundo lugar, los que dan a Santa Úrsula once mil Vírgenes por compañeras, tengo leído que han padecido el engaño, porque leyendo en algunos martirologios antiguos: S. Úrsula 11 M.V. en lugar de leer, Santa Úrsula y once Mártires Vírgenes, han leído Santa Úrsula y once mil Vírgenes, dando a la M que sigue al 11 el valor de mil, y siendo así, era preciso reducir a once Vírgenes solamente las once mil. El doctor Padre Diego Sirdmon, de la Extinguida Compañía, que fue Confesor de Luis XIll, y tuvo la gloria de tener por uno de sus discípulos a San Francisco de Sales, sospecha que en atención a que en algunos Martirologios manuscritos se leía: S. Úrsula, et Undecimilla V. M. Es decir: Santa Úrsula y Undecimilla Vírgenes y Mártires, se imaginaron que Undecimilla con la V y la M que se seguían, quería decir: Undecim milia Virginum, Martirum: once mil Vírgenes y Mártires; y a esta cuenta las once mil Vírgenes se deberían reducir a una sola llamada' Undecimilla. Puede verse a Juan Bautista Thiers (Thiers, de Supers. Tom. 2. Lib. 4. Cap. 7). Lo que tenemos de cierto es, según llevamos dicho, que hubo una Santa Úrsula, y sus compañeras Mártires; pero nada hay de cierto sobre el número de estas.

Volviendo a nuestro principal asunto, lo que hemos referido de la Historia de las once, mil Vírgenes de las que antiguamente hacía mención el Martirologio Romano, los Misales y Breviarios que después enmendó y corrigió la Iglesia, prueba evidentemente lo que escribió el expresado Cardenal Vincencio María Ursino, es a saber: que la Iglesia en diferentes ocasiones ha mudado y corregido los puntos historiales que se refieren en el Breviario, y por consiguiente no nos obliga la Iglesia á tenerlos a todos por ciertos. 

Los puntos historiales de que hablamos, son cuando se dice el lugar en que nació el Santo; si hizo tal y tal cosa; en dónde murió; dónde están sus reliquias y otras cosas semejantes. Para canonizar a los Santos no atiende la Iglesia a estas menudencias: estas quedan al examen y estudio de los eruditos, y no tienen más fe que la que merecen las fuentes, esto es los Historiadores de dónde se sacaron. Esta doctrina es corriente entre los Doctores, como el Cardenal Rocaberti, Inquisidor general que fue de España, el Cardenal Turrecremata y Melchor Cano y otros muchos, de suerte que no es argumento eficaz este: “Tal historia está en el Breviario Romano”; luego es cierta: como ni tampoco es eficaz este argumento: “Tal reliquia está en la Iglesia, luego es cierta." Porqué así la reliquia, como la Historia puede ser incierta o apócrifa. El Cardenal Rocaberti niega la caída de San Marcelino, cuya Historia niegan también otros muchos que la dan por apócrifa, entre ellos, el Natal Alexandro, sin embargo, de que está en el Breviario aprobado por la Iglesia, y de afirmarlo así el Sumo Pontífice Nicolao primero en la carta que escribió á Miguel, Emperador de los Griegos, probando que ninguno puede ser juzgado por otros que sean de inferior dignidad; porque á todos estos argumentos responden, entre otras cosas, que la Iglesia solo pide que a estos hechos demos aquella fe que merezcan las Historias, sin que se infiera el que no pueda sostenerse probabiliter lo contrario.

En la solemnidad de San Yanuario y compañeros Mártires, leemos la Homilía de San Hilario sobre el capítulo XXV de San Mateo, y en ella se nombra a Nicolao, uno de los siete Diáconos, como a Corifeo de los herejes Nicolaitas, y no obstante esto, Eusebio, San Ignacio Antioqueno, Clemente Alexandrino, San Agustín, Baronio, y otros lo niegan; y por esta duda, este solo de los siete Diáconos, no se puso en el Martirologio, en el Catálogo de los Santos, como lo refiere el Padre Comelio Alapide (Alapide in Ac. Cap.6. v. 5. Fol. Mihi 102). Lo mismo se dice de la lepra del Emperador Constantino, y de su Bautismo por San Silvestre, sin embargo que consta del Breviario Romano. Parece queda bastantemente probado hasta aquí, que aun dado que la capa de San José esté en la Iglesia de Roma, o en otra, por este solo capítulo, no se prueba que sea cierta, ni que estemos obligados a tenerla por tal ni admitirla para principiar a darla culto, aun suponiendo que en aquellas Iglesias se le dé, habiendo Historiadores y razones en contrario, todo conforme a lo que dejamos escrito latamente en el artículo XVI, fol 257, Ínterin no conste que está aprobada con arreglo a lo que mandan los Concilios y Sagrados Cánones.

 
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