Apoteosis de Santa Úrsula, obra de Vittore Carpaccio (1491).
Gallerie della Accademia, Venecia (Italia).
En lo que conocemos acerca de Santa Úrsula –también llamada Santa Ulla-, en su vida y martirio, se mezclan la historia y la leyenda. La primera passio de la que se tiene conocimiento fue escrita en el año 975, pero el mismo documento asegura que los hechos narrados “fuit tempore vetusto”, es decir, ya eran antiguos por aquel entonces. Esto podría confirmar las teorías que sitúan a esta mártir en torno al siglo IV de nuestra era, y no el VIII o el IX como tradicionalmente se ha venido creyendo.Esta passio del año 975 –atribuida al monje Enrique de San Bertino- contiene una primera aproximación básica de lo que ha venido siendo la tradicional leyenda de la Santa: ella era la hermosa y piadosa hija de un rey bretón, que después de haber consagrado a Dios su virginidad, fue pedida en matrimonio por Etéreo (Aetherius) que era hijo de un rey pagano. Como una respuesta negativa por parte de Úrsula hubiese conducido a la guerra, ella, aconsejada por un ángel durante un sueño, pidió una tregua de tres años para tomar la decisión definitiva e hizo prometer a su futuro esposo que abrazaría la fe cristiana antes del matrimonio. Acabada la tregua, huyó por mar en once barcos acompañada de once mil compañeras, pero una gran tormenta las hizo adentrarse por el estuario del río Waal y llegaron hasta Colonia. Allí de nuevo se le apareció el ángel y le profetizó que serían todas martirizadas en aquel mismo lugar en el plazo de un año, y le aconsejó peregrinar a Roma. De modo que navegaron el Rhin hasta Basilea y desde allí, a pie, alcanzaron Roma. En el plazo establecido por el ángel regresaron por el mismo lugar a Colonia, recién conquistada por los hunos, que las mataron a todas. Úrsula, en concreto, fue atravesada por una flecha al no querer desposarse con el cabecilla de los hunos. Gracias al sacrificio de las doncellas por la fe y la pureza, Colonia fue liberada de los enemigos que huyeron poco después. Los habitantes de la ciudad recuperaron sus cuerpos y un hombre llamado Clemacio (Clematius), venido de Oriente, construyó una basílica en el mismo lugar del martirio.
Hasta aquí la información dada en la passio de 975. Pero en el siglo XI aparece una nueva passio que básicamente es la misma, aunque con algunos añadidos, y ésta llegó a hacerse más popular que la primera. En ella es donde aparece por vez primera un Papa de nombre Ciríaco, que habría sufrido martirio con Úrsula –la justificación de su no aparición en la lista de Papas venía por un dato en la leyenda, según el cual, al dejar voluntariamente la Sede por sufrir el martirio contrariamente a las opiniones de sus consejeros, no fue honrado ni recordado por sus sucesores-. Posteriormente la leyenda conoció mayor desarrollo con las revelaciones de la Beata Isabel de Schönau (De Exercitu Virginum Coloniensium) y con añadidos por parte de otros autores, principalmente germánicos.
Por tanto, aunque se puede concluir que la leyenda de Santa Úrsula y compañeras mártires no es más que eso, una leyenda, ésta tiene un primitivo núcleo de carácter histórico. Éste se prueba por una inscripción en el coro de la iglesia de Santa Úrsula en Colonia, que dice: “Clematius, senador venido del Oriente por inspiración divina, construyó con su propio dinero esta basílica, a fin de cumplir el voto realizado al enterarse de tamaño sacrificio”.
Vista de la Cámara Áurea, lugar donde se concentran la mayoría de las presuntas reliquias de la Santa y compañeras. Iglesia de Santa Úrsula, Colonia (Alemania).
Han existido diversas controversias sobre esta inscripción, sin embargo hoy día es admitida como auténtica y ha venido a fecharse entre los siglos IV-V, lo que probaría la antigüedad del martirio de un grupo numeroso de vírgenes en Colonia. Las excavaciones más recientes en esta iglesia han demostrado que fue construida sobre un cementerio romano. Cuando en el año 1106 fue ampliada la ciudad de Colonia, fue hallado junto a la iglesia un cementerio (Ager Ursulanum), cuyos restos humanos fueron considerados como pertenecientes a las mártires: aquí empezó el reparto de cráneos y huesos por toda Europa.
Martirio de Santa Úrsula y compañeras. Óleo de Filippo Vitale, colección privada.
Se acepta como cierto que la época en que fue martirizada Úrsula gira en torno al año 304, en tiempos de Diocleciano, y por lo que respecta al número de sus compañeras, la tradición antigua no dice nada explícitamente. A finales del siglo VIII es cuando se habla de once compañeras, y dos siglos más tarde, en la passio de 975, ya se habla de once mil compañeras. El por qué de semejante alteración –bárbaramente exagerada, por sentido común- lo podríamos ver en la mala lectura de la cifra escrita en números romanos (XI, undecim) que fue erróneamente leída como once mil (undecimilia) por haber alguien sobrepuesto a esta cifra la barra transversal que indicaría el millar.
Se sabe que Úrsula fue martirizada junto a algunas compañeras, pero en realidad no se conoce el número de éstas: ni once, ni mucho menos once mil. A partir del siglo IX, las compañeras, aun cuando no se precisaba el número definitivo, empiezan a ser dotadas de nombre: Britola, Marta, Ana, Saula, Sambacia, Saturnina, Gregoria, Pinosa, Paladia… ninguno de estos nombres es original ni auténtico, porque si no se conoce el número exacto de compañeras, mucho menos los nombres de éstas –y he aquí el por qué es enteramente ridículo disponer de una lista de nombres y pretender que sea auténtica-.
En el año 867 se asegura que junto a la iglesia original -destruida durante un incendio y sobre la cual el tal Clemacio edificó la basílica a las vírgenes- existía un monasterio también dedicado a ellas (Monasterium Beatarum Virginum), habitado por canónigos, que lo cedieron en el año 922 a las señoras nobles de la Fundación de Gerresheim, cuya primera iglesia fundada data del año 670. Santa Úrsula dio nombre pues a este monasterio ahora ocupado por mujeres de la nobleza, que mantuvo el nombre de Sanctarum Virginum. Entre los siglos XI-XII se hizo una reconstrucción románica de la misma y en las épocas gótica y barroca fue de nuevo restaurada y ampliada. En el siglo XIV pasó a ser una fundación laica femenina que duró hasta 1802. Actualmente, las primitivas construcciones están en ruina.
Respecto al culto de Santa Úrsula los primeros testimonios datan del siglo VIII –oficio litúrgico en honor de las vírgenes- y aparecen a finales del siglo IX en documentos, calendarios, letanías y misales. El tremendo desfase entre la probable época de martirio –siglo IV- y los inicios del culto –siglo VIII- actúa como margen de error en contra de la veracidad de la leyenda, del número de compañeras y de los nombres de éstas, por lo cual ninguno de estos tres aspectos deben tomarse al pie de la letra.
Desde Colonia, el culto se propagó por toda Europa, principalmente por España, Italia, Dinamarca y Polonia. Aquellos restos humanos sacados del Ager Ursulanum, que sin más fueron considerados como pertenecientes a las mártires, fueron trasladados y distribuidos ampliamente.
Sepulcro de la Santa en su iglesia de Colonia, Alemania.
Fotografía: Alexander Wissmann.
Santa Úrsula fue nombrada patrona de la ciudad de Colonia, de la juventud y de las universidades, principalmente las de Viena, Coimbra y París. Se la invoca en tiempos de guerra para conseguir una buena muerte (Litaniae Ursulanae pro felici morte), así como protectora contra el fuego. También se la invoca para conseguir un buen matrimonio, es protectora de los maestros, de los panaderos y de la Orden de las Ursulinas.
Entre los siglos XII-XV nacen las Orsolaschifflein, confraternidades de veneración a la Santa, a las cuales pertenecieron obispos, abades y reyes. La fiesta en su honor se estableció el día 21 de octubre, primero en Colonia –donde sus reliquias eran sacadas en procesión- y después por toda Europa.
Santa Úrsula, patrona de las Ursulinas. Lienzo anónimo austríaco.
Cabría hacer referencia a la Compañía de Santa Úrsula (Ordo Sanctae Ursulae, OSU) que fue fundada en el año 1535 en la ciudad italiana de Brescia por Santa Ángela de Mérici, a fin de educar a las jóvenes y que llevasen una vida de pureza y penitencia, pero sin ninguna actividad apostólica.
La tradición dice que la misma Santa Úrsula se había aparecido a Ángela en una visión rodeada de sus numerosas compañeras, inspirándole la fundación de la Compañía. Parece más bien, sin embargo, que fue la propia Ángela quien tomó a Úrsula como fuente de inspiración, ya que en su época esta mártir todavía era muy popular y se la consideraba líder y directora de mujeres, de modo que resultaba apropiada como patrona para una compañía que buscaba la formación espiritual de doncellas. La leyenda de Santa Úrsula, en aquellos tiempos ya muy desarrollada, ponía a Úrsula como directora espiritual y superiora de sus compañeras, a semejanza de un monacato femenino, y según el relato de la Leyenda Áurea las instruía en la fe y en la pureza. De ahí que este rol legendario de Santa Úrsula fuese el inspirador de su patronazgo para la nueva Compañía de Ángela de Mérici. Otras asociaciones ligadas a Santa Úrsula nacieron también con esta finalidad.
Esta Orden desapareció casi completamente en el siglo XVIII, sin embargo fue restaurada en el año 1866 en la misma ciudad de Brescia por orden de la condesa Girelli, con un nuevo nombre: Compañía de Santa Úrsula-Hijas de Santa Ángela. Lo mismo hizo en Siena la condesa Blanca Piccolomini. Actualmente esta Congregación no presenta una única unidad jurídica, pero sí lleva a cabo diversas obras de actividad apostólica, siempre encaminadas hacia la juventud femenina y siempre bajo la protección de Santa Úrsula (aunque paradójicamente, cuando rebuscas en las webs de las diferentes congregaciones de ursulinas, casi nunca encuentras la menor referencia a ella, quedando tan sólo la referencia a Ángela de Mérici, o a veces –y esto es verdad- ni siquiera está la mismísima fundadora).
Talla gótica de la Santa que ampara bajo su manto a sus compañeras de martirio.
Iglesia de Santa Ursula en Colonia, Alemania.
Por último, y para cerrar este ciclo de artículos, convendría hablar un poco de la iconografía de la Santa. Ésta es particularmente rica entre los siglos XIV y XVI, en el auge del culto a la Santa, donde hay numerosas obras que representan diversos momentos de su leyenda (sueño profético, peregrinación a Roma, martirio). Pero esta variedad pictórica decayó durante el Renacimiento y aún más en tiempos de la Reforma.
La iconografía fundamental de Santa Úrsula la representa como una joven princesa medieval –corona, manto de armiño- llevando una sola flecha o un haz de flechas en la mano, como atributo de martirio. Indistintamente puede aparecer clavada en su pecho o en su garganta (en el Barroco, el motivo de la flecha hundida en el seno de Úrsula dio lugar a exquisitas obras de arte que destacaban más por su sensualidad que por su religiosidad).
Otro atributo importante es el estandarte con la cruz, que simboliza su liderazgo sobre la expedición de carácter cristiano. Este estandarte lo lleva también Santa Odilia, una compañera, en su culto propio. El estandarte debe ser tenido en cuenta para diferenciar a Úrsula de otras mártires que llevan también flechas como atributo, como Cristina de Bolsena o la controvertida Filomena (pese a esto, pocos sitios webs, galerías de arte o museos tienen realmente en cuenta este detalle). Aquí, además de identificar y separar atributos iconográficos, hay que imponer el sentido común, pues el culto a Santa Filomena no llega hasta el siglo XIX y por tanto toda obra anterior al año de descubrimiento de su tumba -1802- no puede representarla a ella en absoluto.
Otro atributo destacado de Santa Úrsula es el barco, por lo que suele portar una miniatura o maqueta de una nave en representación de aquélla que les llevó por el Rhin. En pinturas es frecuente que el fondo represente un puerto donde está anclada la nave. De nuevo es importante llamar la atención respecto a la distinción de otras Santas que llevan una nave, principalmente por su patronazgo sobre los navegantes: Santa Fermina (patrona del puerto de Civitavecchia), Santa Limbania (puerto de Chipre), Santa Maria de Cervelló (fácilmente distinguible por su hábito de mercedaria), Santa Restituta de Túnez (isla de Ischia, una nave transportó sus restos), Santa Devota de Córcega (en Mónaco, por este mismo motivo), entre otras. Lo que permite distinguirlas de Úrsula es tener en cuenta básicamente la(s) flecha(s) y el estandarte.
Vista del relicario de la Santa venerado en la iglesia de San Juan del Hospital, Brujas (Bélgica), que aparece decorado con pinturas de Hans Memling con la leyenda de la Santa.
Un nuevo atributo lo supone el enorme manto bajo el cual cobija a sus numerosas compañeras, y a partir de la época de la aparición de las Ursulinas, a un lado están las vírgenes y a otro las Ursulinas. Esta iconografía es fácilmente confundible con la iconografía de la Virgen de la Misericordia, y de hecho en muchos sitios de Internet o museos y galerías de arte las confunden –a veces esto llega a ser grave por la escasa atención que se ha prestado al resto de atributos, ya que obviamente la Virgen de la Misericordia ni lleva palma de martirio, ni flechas en mano o clavadas, ni estandarte-.
Quitando el tema del estandarte, presente sólo en Úrsula y en Odilia –a la que se le adjunta, además, un incensiario-, el resto de compañeras tan sólo adoptan el atributo de las flechas, aunque la leyenda diga que fue sólo Úrsula la abatida por una flecha y el resto fueran muertas a espada; esto es por relacionarlas con la Santa principal.
No deberías haber copiado estos artículos sin pedirme permiso a mí, que soy su autora. Al menos tienes la decencia de mencionar la fuente original y enlazarla al blog; pero sigues sin contar con mi permiso para ello; ni te lo daría, ya que me ha costado cierto trabajo hacerlo. Así que por favor, si eres honesto, bórralo.
ResponderEliminarPor otra parte, muchas de las imágenes que has usado de este blog las has cogido también de mi galería de Flickr, también sin pedir permiso. Las imágenes pueden pasar, porque las tengo gracias a cortesía de otras personas aunque yo misma las escaneé y me ha costado tiempo y dinero hacerme esa colección; pero el texto es mío y no tienes permiso para reproducirlo, de modo que por favor, borra este artículo. Si quieres basarte en la misma fuente en que me pasé yo, consulta la Bibliotheca Sanctorum. Saludos.