Lapida

Lapida
Lápida en Basílica de Santa Ursula en Colonia, Alemania

domingo, 9 de septiembre de 2012

Sobre la Leyenda Dorada de Santiago (o Jacobo) de Vorágine

Hay libros que pese a tener una importancia capital en la cultura de nuestro mundo, apenas son conocidos, y desde luego sus autores casi no llegan al mundo de la cultura popular pese a haber contribuido de un modo imprescindible con sus obras a hacer nuestro mundo como es.
 

SINTESIS: La Legenda áurea (donde se encuentra la historia de las once mil vírgenes) fue creada con la intención de propiciar la religiosidad popular, y cumplió su propósito, pero a costa de la verosimilitud y la fidelidad histórica.

Este estudio está tomado del web: http://dinamis.avmradio.org/

El EQUIPO DINAMIS hace años que se dedica a la animación y formación de grupos de educadores y catequistas, grupos de oración y a la catequesis infantil, familiar y de adultos, para poner al alcance de quien lo desee el material que ha sido objeto de los cursos que han impartido durante estos últimos años. Los ejes de su trabajo han sido EL ARTE, LA BÍBLIA Y EL SÍMBOLO desde el punto de vista hermenéutico y especialmente de la CATEQUESIS BÍBLICO-SIMBÓLICA.

BIOGRAFIA DEL AUTOR DE "LA LEYENDA DORADA"

Beato Santiago de Vorágine
Nombre Jacopo della Voragine
Nacimiento c. 1230 Varazze
Fallecimiento 13 ó 16 de julio de 1298 ó 1299 Génova
Venerado en Iglesia católica romana
Beatificación 1816, Pío VII
Santiago de la Vorágine es el nombre españolizado del beato Jacopo da Varazze o Jacopo della Voragine (en latín Jacobus de Voragine) (Varazze, 1230 - Génova, 1298), hagiógrafo dominico italiano.

Fue obispo de Génova entre 1292 y 1298. Escribió una crónica de la ciudad de Génova, y es considerado como autor de la La leyenda dorada, la más célebre recopilación de leyendas piadosas en torno a los santos y desde luego la más influyente en la iconografía pictórica y escultórica de los mismos.

En 1244 tomó los hábitos de la Orden de los Predicadores, fundada por Domingo de Guzmán. Tras pasar por las etapas habituales de novicio y profeso, enseñó Escritura y Teología desde 1252 en las casas de su orden y obtuvo un cierto éxito como predicador en los más altos púlpitos del norte de Italia.

Fue elegido provincial de Lombardía en 1267, conservando este cargo hasta 1286, en que se convirtió en definidor de la provincia lombarda de los dominicos. Fue representante de su provincia en los capítulos de Lucca (1288) y de Ferrara (1290) y el papa Nicolás IV le encargó pedir la destitución de Munio de Zamora, maestre de la Orden de los Predicadores desde 1285, que sería, en consecuencia, destituido por una bula pontifical fechada el 12 de abril de 1291.
En 1286, a la muerte del Arzobispo de Génova Carlos Bernard, es propuesto como su sucesor, pero se niega a aceptar el cargo y queda en su lugar Obizzo Fieschi, Patriarca de Antioquía, quien fue transferido a la Sede de la arquidiócesis de Génova por Nicolás IV, en 1288.
En 1288, la ciudad de Génova envió a Santiago de la de Vorágine ante el papa para pedir la liberación de los genoveses de la excomunión a que se les había condenado por apoyar a los sicilianos contra el rey Carlos II de Nápoles y Sicilia.
A la muerte de Obizzo Fieschi, es elegido arzobispo por segunda vez y acepta la dignidad. En 1292, Nicolás IV lo llamó a Roma para consagrarlo pero, al llegar, se lo encontró gravemente enfermo y falleció sin haberlo consagrado, por lo que fueron los cardenales del cónclave sucesorio los que realizaron el acto.

En su cargo, Santiago de la Vorágine multiplicó sus esfuerzos por reconciliar a güelfos y gibelinos, lo que consiguió en enero de 1295. También participó, como enviado del papa, en las intermediaciones del conflicto que opuso Génova a Venecia. Poco antes de su muerte, ordenó que el dinero destinado a sus funerales fuera repartido entre los pobres.
Santiago de la Vorágine comenzó a escribir la Legenda aurea o Leyenda dorada en 1250 (el primer
manuscrito aparecido es de 1260) y se dedicó a esta tarea hasta 1280. En algunas de sus primeras ediciones, la Legenda aurea se tituló Lombardica Historia, originando una falsa idea de tratarse de trabajos distintos, debido a que de la Voragine dedica el segundo y último capítulo de su obra, a la vida del papa Pelagio, incluyendo un resumen de la historia de los lombardos, hasta 1250.
La obra está compuesta por 177 capítulos (182, según algunos estudiosos). Está dividido en cinco apartados de acuerdo con el año litúrgico: de Adviento a Navidad, de Navidad a Septuagésima, de Septuagésima a Pascua, de Pascua a la Octava de Pentecostés, y de la Octava de Pentecostés de nuevo al Adviento.

No podemos evaluar a la Leyenda áurea como un documento histórico apegado a la narración de hechos reales, pues el objetivo principal de Jacopo de la Voragine y de otros hagiografístas medievales, no fue el redactar biografías fidedignas o escribir tratados científicos para eruditos, sino libros de devoción para la gente común, que estaba inmersa en la creencia inquebrantable, de la omnipotencia de Dios y su cuidado paternal, que los llevaría a alcanzar una vida santa. Por lo tanto, "La leyenda Dorada" ofrecía a través de su páginas, la posibilidad de conocer modelos de vida dignos de ser emulados.

La Legenda áurea fue creada con la intención de propiciar la religiosidad popular, y cumplió su propósito, pero a costa de la verosimilitud y la fidelidad histórica, como denunciaron los humanistas Juan Luis Vives y Melchor Cano. Aunque, sin duda, hay que tener en cuenta que el sentido medieval de la historia era distinto que el de la Edad Moderna. De muchas historias no hay fuente comprobada (aunque se esfuerza por citar muchas veces autores en los que supuestamente se basa) y no existe sentido crítico alguno sobre los hechos, acumulados de forma heterogénea y sin discernimiento, de forma que incluso es posible encontrar alusiones a hechos de la vida de Buda en la historia de Barlaam y Josafat. En algunas de sus historias toma datos de textos apócrifos.
El prestigio de la obra fue sin embargo inmenso entre los artistas, que utilizaron sus conmovedoras
narraciones para pintar y esculpir escenas devotas a lo largo de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco.
El culto de Jacopo de Voragine parece haber comenzado poco después de su muerte, en el año de 1298, y fue ratificado por el papa Pío VII en 1816. El mismo Papa permitió al clero de Génova, Savona y a la totalidad de la Orden de Santo Domingo, celebrar su fiesta, como la de un santo.


LA LEYENDA DORADA
 
Como Leyenda dorada o, en latín, Legenda aurea se conoce a una compilación de relatos hagiográficos reunida por el dominico Santiago (o Jacobo) de la Vorágine, arzobispo de Génova, a mediados del siglo XIII. Titulada inicialmente Legenda Sanctorum ("Lecturas sobre los Santos"), fue uno de los libros más copiados durante la Baja Edad Media y aún hoy existen más de un millar de ejemplares incunables.

Con la invención de la imprenta, dos siglos más tarde, su reputación se había consolidado y antes del fin del siglo XV aparecieron numerosas ediciones impresas.
El texto original, redactado en latín, recoge leyendas sobre la vida de unos 180 santos y mártires cristianos a partir de obras antiguas y de gran prestigio: los propios evangelios, los apócrifos y escritos de Jerónimo de Estridón, de Casiano, de Agustín de Hipona, de Gregorio de Tours y de Vicente de Beauvais. Junto con ellas, presenta una explicación basada en los evangelios de las fiestas del calendario litúrgico, así como una breve historia de la cristiandad en Lombardía, que le valió el nombre de Lombardica Historia.

La intensidad de los relatos, preocupados menos por la fidelidad histórica y filológica —ofreciendo, por ejemplo, etimologías fantásticas similares a las de Isidoro de Sevilla— que por la intención doctrinaria y ejemplificadora, fue sin duda una de las principales razones del éxito de la Legenda. Buena parte de las escenas de martirio que llegarían a poblar el repertorio iconográfico de Occidente alcanzaron difusión de este modo, como las conocidas escenas del martirio del apóstol Bartolomé y de Sebastián Mártir o el combate de Jorge de Capadocia y el dragón. Del mismo modo que la progresiva elaboración de las biblias pictóricas en las catedrales, la Legenda fue elaborada como una herramienta para la difusión de la fe a través de imágenes vívidas, más cercanas a la experiencia del vulgo que las dificultosas parábolas bíblicas.

El éxito de la Legenda condujo también a numerosas ediciones en las copias manuscritas. Así, se han conservado ejemplares del siglo XV en que las 180 historias que constan en el manuscrito más antiguo conservado —un ejemplar de 1282, parte del fondo de la biblioteca Estatal de Munich— se habían duplicado. Otras leyendas, consideradas inverosímiles por el copista, se fueron suprimiendo
progresivamente.
.
La leyenda dorada en la colonización española en América.

El término leyenda negra se aplica al punto de vista de muchos historiadores sesgado en contra de las actuaciones de Castilla (y España a partir del emperador Carlos I de España) en Europa y en la conquista y colonización de América. El origen de tal término (en la obra de Julián Juderías y Loyot) es la contraposición con las hagiografías contenidas en la leyenda dorada. Posteriormente, sobre todo en el ámbito americano, por una nueva contraposición se denominó leyenda dorada o leyenda rosa a una visión favorable o apologética de los procesos de colonización.

 
 


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